“Reunidos varios de los oficiales sublevados en una Junta de Defensa Nacional —24 de julio de 1936—, su vocal más destacado, el general Emilio Mola, demostró hasta qué punto no querían atarse políticamente las manos al expulsar de la zona nacionalista a Juan de Borbón —sexto hijo del exiliado Alfonso XIII y primero en la línea de sucesión— cuando este cruzó la frontera y se presentó en Burgos como voluntario para combatir en el mes de agosto.”
Este libro contiene infinidad de anécdotas y vivencias, y un repaso bastante completo a la historia de la relojería. Es también un alegato por una profesión casi extinta, mezcla de artesano, científico e ingeniero. Una lectura muy amena. Está bien escrito y se hace fácil de leer. Por ponerle una pega, las partes dedicadas a vivencias personales de la autora se hacen un poco repetitivas y con algo de autobombo. Su lectura ha sido algo especial para mí, porque mi padre fue relojero, y me ha traído muchos recuerdos de cuando lo veía trabajar en su taller, limpiando y reparando las minúsculas piezas una a una, con las mismas herramientas que se mencionan en el libro.













