Enrique Suñer, era en este sentido una figura especialmente simbólica. Catedrático de Pediatría y cargo de confianza durante la anterior dictadura, Suñer juzgaba que la mayor equivocación de Primo de Rivera había sido mostrarse excesivamente «débil para derramar sangre»,41no ya de los subversivos rojos y negros habituales, sino sobre todo de los integrantes de la traidora y extranjerizante Institución Libre de Enseñanza (ILE)
Este libro contiene infinidad de anécdotas y vivencias, y un repaso bastante completo a la historia de la relojería. Es también un alegato por una profesión casi extinta, mezcla de artesano, científico e ingeniero. Una lectura muy amena. Está bien escrito y se hace fácil de leer. Por ponerle una pega, las partes dedicadas a vivencias personales de la autora se hacen un poco repetitivas y con algo de autobombo. Su lectura ha sido algo especial para mí, porque mi padre fue relojero, y me ha traído muchos recuerdos de cuando lo veía trabajar en su taller, limpiando y reparando las minúsculas piezas una a una, con las mismas herramientas que se mencionan en el libro.















