"Con todo, el desfase entre la importancia que le otorgaban los planificadores germanos y la percepción que el régimen tenía de sí mismo era considerable. Por la relevancia histórica de España como antigua potencia transatlántica y por la repercusión internacional y el carácter icónico de la guerra civil, la dictadura franquista se consideraba un socio privilegiado del Eje, mientras que a ojos de la élite nacionalsocialista era apenas un satélite complementario. Uno más de los países que, en lugar de limitarse a agradecer al nazismo su ayuda y el haber terminado con el odioso sistema de Versalles, se habían puesto a la cola para reclamar que le solucionaran sus irredentismos."