Así, inflexible en todo lo relativo a ceder prerrogativas de poder personal, y extraordinariamente generoso para lograrlo haciendo uso de la soberanía nacional, Franco conservaba sus privilegios en el proceso de designación de los obispos. Tal como hemos descrito anteriormente, su concepción de la unidad del mando provocaba que cualquier renuncia a este respecto resultara inconcebible, ya que a su juicio «permitir que el Papa nombrara a los obispos era como permitirle que nombrara a los gobernadores civiles»
Este libro contiene infinidad de anécdotas y vivencias, y un repaso bastante completo a la historia de la relojería. Es también un alegato por una profesión casi extinta, mezcla de artesano, científico e ingeniero. Una lectura muy amena. Está bien escrito y se hace fácil de leer. Por ponerle una pega, las partes dedicadas a vivencias personales de la autora se hacen un poco repetitivas y con algo de autobombo. Su lectura ha sido algo especial para mí, porque mi padre fue relojero, y me ha traído muchos recuerdos de cuando lo veía trabajar en su taller, limpiando y reparando las minúsculas piezas una a una, con las mismas herramientas que se mencionan en el libro.