Gracias a su red de contactos y a su liderazgo personal fue tomando forma un heterodoxo aunque completo programa —desde la propiedad estatal de los yacimientos de uranio, pasando por la captación de los Dr. Strangelove alemanes procedentes del entramado científico nazi, hasta la reserva de los territorios del Sáhara Occidental donde poder llevar a cabo las pruebas— que tenía como objetivo final dotar a España de la bomba nuclear.63 Quizá pueda parecernos una quimera, en especial dada la tan manida como definitivamente falsa imagen de la dictadura franquista como un régimen reaccionario e ineficiente, pero lo cierto es que dicho objetivo resultaba perfectamente viable a medio plazo.
Desde siempre me ha estremecido este párrafo.