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Necesitaba leer este libro. Y ahora quiero más.

Un ensayo en forma de cartas entre Coetzee y Kurtz en las que se plantean dudas, reflexiones, divagaciones e interesantes conceptos psicológicos alrededor de la verdad, las ficciones (unas verdaderas, otras ficticias), el funcionamiento del individuo y de los grupos según el psicoanálisis y algunos (pocos, a mi parecer) ejemplos literarios para acercarnos a los temas tratados. Le pongo tres estrellas porque, aunque me ha resultado muy interesante, entretenido y hasta educativo, pedagógico, no era lo que esperaba. Porque este libro tiene algo malo que es muy grave: el título. Hace que te esperes otra cosa.

Anoche me quedé en la página 25 y decidí acostarme para seguir leyendo hoy. Nada más despertar he seguido con la lectura, que es veloz, atrapándote sin saber cómo, y ligera como las alas de una luciérnaga. Así que he decidido venir al monte de El Pardo, sentarme a la sombra de un árbol en mitad de la naturaleza, y terminar de leerlo. No sé qué tiene esta novela, este diario, esta historia, que me ha encantado. Me ha parecido tan real que me ha llegado a doler, pero de una forma suave, sutil, dulce. Y rápida como un relámpago. Qué buena elección, MadriLeo.

Una guía interesante y misteriosa, aunque podría ser más completa, para una baraja de oráculo que me parece mar-ra-vi-llo-sa. Me gusta porque es válida (la guía, digo) tanto para conocedores de la simbología que esconde el oráculo como para los novatos. Muy bien jugado, LON.

Pensaba que me encontraría con un ensayo sobre el amor tipo los libros de Alex Raco (me pasa esto por no leer la sinopsis) y me encuentro con una novela interesante, pero que no era lo que buscaba. Sin embargo, subyace la enseñanza por debajo de los hilos de la historia de Raj, Maya y Molly. La enseñanza es el amor. El amor es la luz. Así que, en el fondo, aunque no era lo que esperaba, lo he disfrutado mucho. Y, aunque de una forma diferente, también he aprendido. Gracias, señor Chopra.

Me ha flipado. Aunque en algunos momentos puntuales me ha parecido algo lento, como que no pasaba nada, todo tiene sentido, es coherente y engancha muchísimo. No quiero hacer spoilers, así que no diré nada de todo lo que me ha gustado. Pero muchísimo. Hacía tiempo que no leía este género y creo que ha sido el mejor reencuentro. Gracias, Paul Tremblay.

Estoy verdaderamente encantado con esta trilogía y profundamente agradecido con Holly Black por haberla hecho posible. Si en las dos primeras novelas ya estaba enganchadísimo, esta tercera me ha tenido con ganas de leer todo el tiempo. Quería que acabase mi jornada laboral para leer en el metro. Además, en esta parte he sentido un desarrollo muy importante en algunos de los personajes (no quiero hacer spoilers) y he conocido mejor a otros. Una historia de poder, venganza y amor en un mundo feérico donde todo es diferente y, sin embargo, muy parecido al mundo mortal. Gracias, Holly Black.

¡Menudo final! «Gótico» quizá me ha gustado menos de lo que esperaba, al menos durante la primera mitad. A partir de la mitad del libro he empezado a entender qué es lo que pasaba, el misterio escondido en la mansión destartalada de High Place y la familia Doyle, que la habita. Junto con Noemí, la protagonista, me he sentido guiado adecuadamente en la historia. Catalina, su prima, Francis, Virgil, Florence y Howard Doyle tienen personalidad. También los antepasados de la familia, como Ruth o Agnes. Una familia de lo más misteriosa. Pero mi personaje favorito ha sido la casa. Y lo que esconde. No quiero hacer spoilers, así que mejor no digo más. Dale una oportunidad, aunque pueda que no lo entiendas hasta que vayas avanzando en la historia. Merece la pena.

Breve, conciso y extraordinario.

No sé qué me ha pasado con este libro, que teniendo una premisa de investigación periodística (y casi policíaca) me pareció de lo más interesante, pero a medida que leía se me iba desinflando el interés. El personaje de Jean-Claude, el protagonista, es complejo. Eso hace que la lectura atraiga. Sin embargo, creo que la narración, discontinua, me ha supuesto un engorro. Algo tiene, no sé qué, que me molesta. En todo caso, la historia tampoco me ha parecido lo más interesante, sino la personalidad de Jean-Claude y su forma de actuar. Eso es lo que me llama la atención. Es lo que más me ha gustado.

Chihiro y Nakajima se conocieron mirándose a través de la ventana, viviendo en edificios enfrentados. Desde esa premisa, surge una historia de amistad, de amor, de una relación humana especial, como lo es Nakajima, como lo es Chihiro. Aunque él, sin duda, es mucho más especial que ella. Una cosa tienen los dos en común: ambos perdieron a su madre. Ambos tienen un duelo que atravesar. Con un estilo narrativo suave como las olas de un lago, como la luz del sol reflejándose en la superficie del agua, como una caricia lenta, Banana Yoshimoto nos acerca a una historia donde el pasado es protagonista, el presente es camino y el futuro es una hermosa incógnita. Me ha gustado mucho.

Demián va a terapia con su psicólogo, Jorge el Gordo, que le cuenta cuentos a modo de parábolas para que vaya sacando aprendizajes. Este libro, estos cuentos, estas leyendas y sus mensajes escondidos (o no tanto) son una auténtica joya. Me ha enamorado. Es un libro al que merece la pena volver de vez en cuando, estoy convencido.

He tenido que esperar a tener 30 años para leer «Crepúsculo» y, sorprendentemente, me ha gustado como su fuera adolescente. Me he sentido arrebatadoramente frágil, como Bella, ante la hombría vampírica de Edward. Me he sentido completamente idiota ante la irresponsabilidad humanísima de Bella. Y, no sé, he tenido a Kristen Stewart y Robert Pattinson en mi cabeza todo el rato mientras leía. No he podido evitarlo. Cuatro estrellas sobre cinco, porque ponerle cinco estrellas me daría vergüenza.

Menudo ritmo de lectura llevo últimamente.

Leer a Mariano Peyrou siempre es raro, curioso y bonito, aunque creo que se nota más en su narrativa. En su poesía parece que lo esperas. Aquí, en esta extraña novela, una actriz cuenta cosas. Habla de ser mujer, habla de vomitar, habla de sus padres, habla de su profesor de Historia del Arte Dramático, un tipo que usa de hilo conductor las bulas y encíclicas papales para hablar del teatro. Para hablar de la vida. Ella es pequeña y mayor a la vez, desea ser deseada, le gusta que la miren, pero no le gusta que le guste. O algo así. Es difícil de explicar, solamente puede sentirse. Yo, sinceramente, no puedo menos que recomendaros «Lo de dentro fuera». A mí es que estas lecturas me encantan.