🌸Raquel de Abril🌸 replied to Señó Moshuelo's status
@SrMoshuelo@lectura.social Merece realmente mucho la pena.
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@SrMoshuelo@lectura.social Merece realmente mucho la pena.
“Volvía a Francia, al encantador Saint-Tropez, y a mi adorable casita a escribir mi vida. ¡Mi vida! Había vivido en sus cimas y en sus abismos, en sus amargos dolores y en sus éxtasis, en la negra desesperación y en la esperanza ardiente. Había apurado la copa hasta el final. Había vivido mi vida. ¡Ojalá tuviera el don de describir la vida que había vivido!”.
Estas memorias son un documento de valor extraordinario, desde el punto de vista histórico, literario, político y humano. No podía ser de otra manera considerando lo extraordinario del carácter y de la vida de la propia Emma Goldman. Este libro es, a la vez, el retrato de una época y el de una mujer fiera y combativa, sensible y compasiva, culta y carismática, pero, sobre todo, profundamente comprometida con la libertad y con sus ideales, jamás negociables. Apasionada de la literatura (en particular, del teatro, …
“Volvía a Francia, al encantador Saint-Tropez, y a mi adorable casita a escribir mi vida. ¡Mi vida! Había vivido en sus cimas y en sus abismos, en sus amargos dolores y en sus éxtasis, en la negra desesperación y en la esperanza ardiente. Había apurado la copa hasta el final. Había vivido mi vida. ¡Ojalá tuviera el don de describir la vida que había vivido!”.
Estas memorias son un documento de valor extraordinario, desde el punto de vista histórico, literario, político y humano. No podía ser de otra manera considerando lo extraordinario del carácter y de la vida de la propia Emma Goldman. Este libro es, a la vez, el retrato de una época y el de una mujer fiera y combativa, sensible y compasiva, culta y carismática, pero, sobre todo, profundamente comprometida con la libertad y con sus ideales, jamás negociables. Apasionada de la literatura (en particular, del teatro, aunque también cultivará un gran amor por la poesía de Whitman y por las novelas existencialistas rusas) y de la filosofía (lee a Nietzsche con gran interés), evita a lo largo de toda su vida convertirse en nada más que una conferenciante sobre asuntos puramente intelectuales, al mismo tiempo que repudia cualquier ideal de la revolución que excluya el arte y la sensibilidad individual.
A través de sus memorias la acompañamos a lo largo de numerosas batallas políticas (por la libertad de expresión, por la mejora de las condiciones de los presos, por las condiciones laborales, por la anticoncepción, contra el militarismo y la guerra, en favor de la liberación de presos políticos...) y personales (el amor y la sexualidad libres, sus numerosos juicios y condenas, sus amistades, sus desavenencias políticas, las traiciones y decepciones, así como impresionantes ejemplos de solidaridad...). En todas ellas se revelan su determinación y su férreo compromiso con sus ideales, que la llevarán a una existencia casi nómada en la que se suceden unos domicilios a otros y donde son numerosas las giras para realizar conferencias, siempre bajo la amenaza de ser apresada y encarcelada por sus actividades políticas, lo que en ningún momento la amedrentará.
En estas páginas se suceden destacados eventos históricos que marcan también la vida de Emma Goldman y en los que ella dejará, a su vez, su propia huella, como la condena de los anarquistas de la revuelta de Haymarket, Chicago (1886) que daría lugar a lo que hoy conmemoramos como Día de los Trabajadores (1 de mayo), el inicio de la Guerra Mundial (1914) y las revoluciones rusas (1905-1917). También nos cruzamos con numerosos personajes con los que Goldman entraría en contacto, desde Lenin y Trotski hasta Bertrand Russell, pasando por Edward Carpenter, Helen Keller, Jack London, John Reed, Oscar Wilde, Piotr Kropotkin, Errico Malatesta... y, por supuesto, su amigo y compañero hasta el final, Alexander Berkman.
Leyendo, nos hacemos testigos de los estragos del antisemitismo; de una clase proletaria en condiciones deleznables; de las impresionantes formas de solidaridad entre personas afines en sus ideales y comprometidas con una misma causa política que conviven con decepcionantes actos de hipocresía, cobardía política, oportunismo y traición que serán siempre tan dolorosos para Goldman; de la represión policial omnipresente en las existencias de quienes deciden organizarse políticamente; de la paranoia patriótica derivada de la Gran Guerra y los consecuentes recortes en la libertad de expresión, de la tragedia de la revolución traicionada en Rusia; del revanchismo en Alemania tras el tratado de Versalles... A la vez, vivimos los amores y esperanzas de Goldman, sus decepciones y ataques de ira, su frenética y voluntariosa entrega a la causa, su rigor moral y el calor de todas las amistades y alianzas que sostienen su vida de principio a fin.
Además, pese a su larga extensión, estas memorias están escritas con un dinamismo y una pasión que absorben y enganchan en la lectura como si de una novela se tratase. Goldman relata acontecimientos y vivencias ocurridos hasta medio siglo antes con un nivel de detalle y de vivacidad sorprendentes y sin introducir juicios de valor a posteriori. Cuando se enamora, no nos adelanta el final de su relación, cuando traba amistad con alguien, no nos prepara para la decepción que se producirá más adelante. Por el contrario, intenta muy convincentemente retrotraerse a las emociones y pensamientos que coloreaban sus vivencias en su presente, lo que contribuye más a que sus memorias sean legibles como una novela y a que los lectores podamos acompañarla en su desarrollo personal. Todo se relata con el frenesí y la pasión que seguramente teñían su vida misma.
La realidad supera a la ficción y tiene mucho que enseñarnos y, sin duda alguna, la vida de Emma Goldman es una de esas vidas que merecía sí o sí ser escrita y seguir siendo leída casi un siglo más tarde (¡tenemos mucho que agradecerles a los amigos que le insistieron tanto en que escribiera estas memorias y que recaudaron fondos para que se pudiera dedicar a escribirla!). Su incansable vocación libertaria y su impulso constante a tejer lazos de solidaridad con miras no solo a un futuro utópico, sino a hacer lo correcto aquí y ahora, hoy mismo, son una inagotable fuente de inspiración.
Probablemente la mujer más odiada en su país de adopción, Emma Goldman fue una de las pensadoras y activistas más …
Por mucho que les disguste la idea, los profesores [de la universidad] son también proletarios: proletarios intelectuales, claro, pero incluso más dependientes de un empresario que un mecánico ordinario.
— Viviendo mi vida by Emma Goldman (50%)
“Quiero libertad, el derecho a expresarse libremente, el derecho de todos a las cosas bellas”. Eso significaba anarquismo para mí, y lo viviría así a pesar del mundo entero, de la cárcel, de las persecuciones, de todo. Sí, viviría mi ideal, incluso a pesar de la condena de mis compañeros más próximos.
— Viviendo mi vida by Emma Goldman (8%)
Lo primero, me gustaría felicitar a los autores. Sin conocerlos personalmente (¡aunque tuve ocasión de hacerme firmar el libro por Javi en la Feria del Libro de Madrid!), puedo imaginar tan solo leyéndolos la cantidad de conversaciones y lecturas que habrán compartido, la cantidad de experiencias que habrán atravesado, junto con otras personas, a lo largo de años y durante la confección de estos libros. Y el libro es una maravillosa cristalización de ello con la que ofrecen a los lectores unas maravillosas píldoras de esa “sabiduría relacional” que una va construyendo con los otros cuando ensaya nuevos -mejores- modos de relacionarse y habitar entre/con los otros.
Desde el inicio, he apreciado el enfoque del libro, en buena medida porque comparto sus tesis centrales: el amor como praxis más que como sentimiento, la vinculación de las prácticas amorosas contemporáneas con el capitalismo (y no solo con su estadio neoliberal) y …
Lo primero, me gustaría felicitar a los autores. Sin conocerlos personalmente (¡aunque tuve ocasión de hacerme firmar el libro por Javi en la Feria del Libro de Madrid!), puedo imaginar tan solo leyéndolos la cantidad de conversaciones y lecturas que habrán compartido, la cantidad de experiencias que habrán atravesado, junto con otras personas, a lo largo de años y durante la confección de estos libros. Y el libro es una maravillosa cristalización de ello con la que ofrecen a los lectores unas maravillosas píldoras de esa “sabiduría relacional” que una va construyendo con los otros cuando ensaya nuevos -mejores- modos de relacionarse y habitar entre/con los otros.
Desde el inicio, he apreciado el enfoque del libro, en buena medida porque comparto sus tesis centrales: el amor como praxis más que como sentimiento, la vinculación de las prácticas amorosas contemporáneas con el capitalismo (y no solo con su estadio neoliberal) y con el patriarcado, la imbricación de lo personal y lo político... Han sido particularmente interesantes para mí algunos pasajes como la aplicación del concepto de fetichismo de la mercancía al análisis de lo romántico (en “Fetichización del amor” y en “Fetiche para unas, poder para otros”) o la vinculación entre romanticismo y consumismo, en los que quizá nunca me había detenido a pensar, así como la manera en la que plantean el problema de la “Obligatoriedad sexual” en relación con el modo de concebir y tratar el deseo bajo la monogamia (el concepto de “violencia epitímica” aquí propuesto me ha parecido muy útil e interesante).
Pero, posiblemente, la parte que más he disfrutado ha sido la tercera. Y es que, en particular en el capítulo “Ecología de las relaciones rizomáticas”, ha puesto palabras a muchas cosas que hasta ahora he estado manejando en mi vida y/o con mis vínculos de manera tentativa e intuitiva (a propósito de la importancia de crear lenguaje, de la que hablan aquí también Myriam y Javi...). Me ha fascinado el concepto de “régimen de potencias” y la atención a los matices con la que lo proponen. La noción de “dilema del umbral” es potentísima a la hora de explicar por qué no podemos pensar la no-monogamia como una cuestión puramente de elección individual, lo cual está estrechamente relacionado con la dimensión material de las prácticas relacionales (sobre las que reflexionan en el capítulo “El discreto encanto de la burguesía”). El propio concepto de “amor rizomático” me parece destacable. En tanto yo me he aproximado a este tema desde otros referentes, lo he encontrado afín a la idea de “anarquía relacional” (que, si no recuerdo mal, los autores también mencionan).
Aprecio muchísimo, en esta parte propositiva del libro, la combinación de finura y compasión desde la que está escrita, atendiendo a las dificultades reales que emprender esta senda supone, haciendo un llamado contra el moralismo (“No es mi culpa, no es mi culpa, no es mi gran culpa”) y a la vez resistiéndose a la resignación y al inmovilismo. El espíritu que atraviesa el libro, en este sentido, me parece enormemente radical y desafiante y, a la vez, profundamente amable. Muy relacionado con esto, aprecio y comparto el énfasis en construir redes y comunidades de afectos basadas en el respeto, la responsabilidad, la comunicación, el cuidado y la atención a las señales (a los “acontecimientos”, a los “fantasmas”, al lenguaje, a las singularidades de nuestros amores...), más que en la necesidad de tirarnos de cabeza a eliminar la exclusividad sexual de nuestras relaciones de pareja y derrotar heroicamente al “monstruo” de los celos. Todo esto es posible gracias a la otra tesis central para este apartado, que es la sustitución de recetas y prescripciones en favor de prácticas “locales” y descentralizadas, flexibles, singulares.
Vamos, que cierro este libro dejándolo lleno de subrayados y anotaciones, deseando compartirlo con mis personas para que lo llenen con los suyos. Recomiendo esta lectura ya no solo a quien esté interesado en el “mundillo” de lo no monógamo, sino a toda persona que crea en la importancia de los vínculos, de los afectos y de los espacios colectivos atravesados ellos mismos por vínculos y afectos.
No conocía el “nuevo realismo” y tenía curiosidad: ¿qué “novedades” trae una propuesta “nueva” del realismo? Tenía razones fundadas para esperar novedades interesantes, puesto que la lectura estrella del año pasado ha sido para mí Meeting the Universe Halfway de Karen Barad, que propone el “realismo agencial”, una versión del realismo que me ha parecido sorprendente, fresca e integradora de los últimos resultados de las ciencias y de la filosofía. Me crucé, como referencia introductoria del nuevo realismo, con una mención a este librillo de Ferraris y, como era breve, me dispuse a leerlo.
Pues bien, para quien se lo esté preguntando, este es el resumen: este manifiesto es puro panfleto. Y ahora me explico.
La tesis inicial me interesó mucho: el problema no es tanto el posmodernismo, cuanto su traducción al populismo en política, de tal suerte que lo posmoderno se ha vuelto aliciente para la derecha. Muy bien, …
No conocía el “nuevo realismo” y tenía curiosidad: ¿qué “novedades” trae una propuesta “nueva” del realismo? Tenía razones fundadas para esperar novedades interesantes, puesto que la lectura estrella del año pasado ha sido para mí Meeting the Universe Halfway de Karen Barad, que propone el “realismo agencial”, una versión del realismo que me ha parecido sorprendente, fresca e integradora de los últimos resultados de las ciencias y de la filosofía. Me crucé, como referencia introductoria del nuevo realismo, con una mención a este librillo de Ferraris y, como era breve, me dispuse a leerlo.
Pues bien, para quien se lo esté preguntando, este es el resumen: este manifiesto es puro panfleto. Y ahora me explico.
La tesis inicial me interesó mucho: el problema no es tanto el posmodernismo, cuanto su traducción al populismo en política, de tal suerte que lo posmoderno se ha vuelto aliciente para la derecha. Muy bien, estoy de acuerdo y me interesa un análisis de esto. Sin embargo, durante el resto del libro Ferraris se la va a pasar “criticando” a “los posmodernos”, que no queda muy claro quiénes son (hay alusiones a Vattimo y a Rorty, sin aportar apenas citas directas, y sobre todo muchas alusiones implícitas a Foucault, pese a que el propio Ferraris al final del libro reconoce que no aceptaba la etiqueta de posmoderno). En general, su crítica al posmodernismo filosófico, que de pronto se vuelve sinónimo intercambiable de “construccionismo” o incluso de “kantismo”, me parece caricaturizada y tendenciosa, sin rigor ni caridad hacia los argumentos ajenos, y por tanto los argumentos que Ferraris ofrece como contrapartida me han parecido facilones, una apelación simplona al sentido común que a nivel retórico puede funcionar pero que filosóficamente me parecen irrelevantes. Esto por no hablar de que cuando se refiere a Nietzsche y a Heidegger como referentes del pensamiento posmoderno, los despacha prácticamente sobre la base del ad hominem (de que su pensamiento era conservador y anti-ilustrado), sin apenas entrar en su pensamiento como tal (en el caso de Heidegger) o planteando una versión muy superficial y, en mi opinión, también tendenciosa (en el caso de Nietzsche).
En suma, este manifiesto se podría haber llamado simplemente “Manifiesto anti-posmoderno”. Y no es que me considere yo posmodernista en el pensamiento –sí me considero posmoderna en el sentido de “hija de la época”, claro–, no es que me sienta personal o filosóficamente atacada por este texto. Es solo que, incluso sin tener un conocimiento profundizado al respecto del pensamiento posmoderno, veo claro que Ferraris recae, paradójicamente, en una especie de populismo filosófico.
Lo gracioso es que respecto de la parte “constructiva” del texto, no he leído prácticamente nada que me haya parecido nuevo. Al final, todo recae en una defensa acrítica y sin ambages de la Ilustración y de la Modernidad y de sus conceptos insignia como Saber, Verdad, etc. Sin matices, sin incorporar crítica alguna. ¿Dónde está lo nuevo en el “nuevo” realismo, si no es capaz de incorporar ninguna aportación filosófica de los últimos 40 años? Y no solo filosófica. No he podido evitar quedarme pasmada al ver cómo su propuesta se asienta explícitamente sobre una separación neta entre naturaleza y cultura... ¿De verdad? ¿A estas alturas? Ni siquiera la argumenta ni la contrapone a la ingente cantidad de pensadores que llevan criticando esta distinción, ya no solo desde el pensamiento filosófico tradicional, sino también desde las teorías decoloniales, desde la antropología social y cultural... Lo encuentro decepcionante.
Me parece perfecto criticar la posmodernidad y el pensamiento posmoderno. Es más, me parece necesario. Estoy de acuerdo en que hay una “dialéctica” de lo posmoderno por lo cual algunas cosas que parecían presentarse como emancipadoras se han convertido en nuevas cadenas. Pero esto no es un rasgo exclusivo de lo posmoderno; en cierto modo es prácticamente una dinámica reiterada en las sociedades donde hay sistemas de dominación y el núcleo del poder coopta los movimientos que pretendían proponer algo nuevo (y si no, díselo al cristianismo). Y, en este sentido, el realismo como postura filosófica no es inmune. Es llamativa la falta de autocrítica: Ferraris insiste en que las aspiraciones emancipadoras de lo posmoderno han dado efectos nefastos, y después reivindica una y otra vez el carácter emancipador del realismo sin detenerse un solo momento a preguntarse si también el realismo podría sufrir esta dialéctica y si, en efecto, no la ha sufrido ya y precisamente por eso el construccionismo tuvo para tantos pensadores un sentido emancipador.
En síntesis, este es uno de esos libros que me parecen perniciosos porque si alguien lo lee con prejuicios hacia el “pensamiento posmoderno” (sea lo que sea que es, porque en realidad, que yo sepa, de los mencionados solo Vattimo y Rorty se han reconocido a sí mismos como posmodernos y aun así hay muchísimos matices aquí), solo va a salir con ellos reafirmados y con nuevas herramientas retóricas y una mayor sensación de autoridad para defender estos prejuicios. Quisiera leer críticas a “lo posmoderno” que fueran capaces de recoger con más rigor y caridad interpretativa sus aportaciones, límites y contrapuntos. Es lo que me parece honesto. A propósito del “construccionismo”, infinitamente mejores me parecen las críticas de Barad (obra citada) y Tim Ingold (en The Perception of the Environment), muchísimo mejor informadas y argumentadas.
Éste es un ensayo acerca de los seres vivos como producto de una ecología, una evolución y un desarrollo. Aunque …
Éste es un ensayo acerca de los seres vivos como producto de una ecología, una evolución y un desarrollo. Aunque …
Éste es un ensayo acerca de los seres vivos como producto de una ecología, una evolución y un desarrollo. Aunque …
De la pura inteligencia no brotó nunca nada inteligible, ni nada razonable de la razón pura. Sin belleza de espíritu, la inteligencia es como un siervo artesano que desbasta una valla de madera tosca de acuerdo con lo que se le ha indicado, y clava uno tras otro los postes para el jardín que su dueño quiere construir. El asunto todo de la inteligencia es cuestión de necesidad. Nos protege del sinsentido y de la injusticia asegurando el orden; pero estar seguro frente al sinsentido y frente a la injusticia no es el grado más alto de la perfección humana. Sin belleza del espíritu y del corazón, la razón es como un capataz que el amo de casa ha enviado para vigilar a los criados. [..]. De la pura inteligencia no ha surgido ninguna filosofía, pues filosofía es más que sólo el limitado conocimiento de lo existente.
— Hiperión o el eremita en Grecia by Friedrich Hölderlin (Page 117 - 118)