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Emma Goldman: Viviendo mi vida (Capitan Swing) 5 stars

Probablemente la mujer más odiada en su país de adopción, Emma Goldman fue una de …

Había apurado la copa hasta el final, había vivido mi vida

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“Volvía a Francia, al encantador Saint-Tropez, y a mi adorable casita a escribir mi vida. ¡Mi vida! Había vivido en sus cimas y en sus abismos, en sus amargos dolores y en sus éxtasis, en la negra desesperación y en la esperanza ardiente. Había apurado la copa hasta el final. Había vivido mi vida. ¡Ojalá tuviera el don de describir la vida que había vivido!”.

Estas memorias son un documento de valor extraordinario, desde el punto de vista histórico, literario, político y humano. No podía ser de otra manera considerando lo extraordinario del carácter y de la vida de la propia Emma Goldman. Este libro es, a la vez, el retrato de una época y el de una mujer fiera y combativa, sensible y compasiva, culta y carismática, pero, sobre todo, profundamente comprometida con la libertad y con sus ideales, jamás negociables. Apasionada de la literatura (en particular, del teatro, aunque también cultivará un gran amor por la poesía de Whitman y por las novelas existencialistas rusas) y de la filosofía (lee a Nietzsche con gran interés), evita a lo largo de toda su vida convertirse en nada más que una conferenciante sobre asuntos puramente intelectuales, al mismo tiempo que repudia cualquier ideal de la revolución que excluya el arte y la sensibilidad individual.

A través de sus memorias la acompañamos a lo largo de numerosas batallas políticas (por la libertad de expresión, por la mejora de las condiciones de los presos, por las condiciones laborales, por la anticoncepción, contra el militarismo y la guerra, en favor de la liberación de presos políticos...) y personales (el amor y la sexualidad libres, sus numerosos juicios y condenas, sus amistades, sus desavenencias políticas, las traiciones y decepciones, así como impresionantes ejemplos de solidaridad...). En todas ellas se revelan su determinación y su férreo compromiso con sus ideales, que la llevarán a una existencia casi nómada en la que se suceden unos domicilios a otros y donde son numerosas las giras para realizar conferencias, siempre bajo la amenaza de ser apresada y encarcelada por sus actividades políticas, lo que en ningún momento la amedrentará.

En estas páginas se suceden destacados eventos históricos que marcan también la vida de Emma Goldman y en los que ella dejará, a su vez, su propia huella, como la condena de los anarquistas de la revuelta de Haymarket, Chicago (1886) que daría lugar a lo que hoy conmemoramos como Día de los Trabajadores (1 de mayo), el inicio de la Guerra Mundial (1914) y las revoluciones rusas (1905-1917). También nos cruzamos con numerosos personajes con los que Goldman entraría en contacto, desde Lenin y Trotski hasta Bertrand Russell, pasando por Edward Carpenter, Helen Keller, Jack London, John Reed, Oscar Wilde, Piotr Kropotkin, Errico Malatesta... y, por supuesto, su amigo y compañero hasta el final, Alexander Berkman.

Leyendo, nos hacemos testigos de los estragos del antisemitismo; de una clase proletaria en condiciones deleznables; de las impresionantes formas de solidaridad entre personas afines en sus ideales y comprometidas con una misma causa política que conviven con decepcionantes actos de hipocresía, cobardía política, oportunismo y traición que serán siempre tan dolorosos para Goldman; de la represión policial omnipresente en las existencias de quienes deciden organizarse políticamente; de la paranoia patriótica derivada de la Gran Guerra y los consecuentes recortes en la libertad de expresión, de la tragedia de la revolución traicionada en Rusia; del revanchismo en Alemania tras el tratado de Versalles... A la vez, vivimos los amores y esperanzas de Goldman, sus decepciones y ataques de ira, su frenética y voluntariosa entrega a la causa, su rigor moral y el calor de todas las amistades y alianzas que sostienen su vida de principio a fin.

Además, pese a su larga extensión, estas memorias están escritas con un dinamismo y una pasión que absorben y enganchan en la lectura como si de una novela se tratase. Goldman relata acontecimientos y vivencias ocurridos hasta medio siglo antes con un nivel de detalle y de vivacidad sorprendentes y sin introducir juicios de valor a posteriori. Cuando se enamora, no nos adelanta el final de su relación, cuando traba amistad con alguien, no nos prepara para la decepción que se producirá más adelante. Por el contrario, intenta muy convincentemente retrotraerse a las emociones y pensamientos que coloreaban sus vivencias en su presente, lo que contribuye más a que sus memorias sean legibles como una novela y a que los lectores podamos acompañarla en su desarrollo personal. Todo se relata con el frenesí y la pasión que seguramente teñían su vida misma.

La realidad supera a la ficción y tiene mucho que enseñarnos y, sin duda alguna, la vida de Emma Goldman es una de esas vidas que merecía sí o sí ser escrita y seguir siendo leída casi un siglo más tarde (¡tenemos mucho que agradecerles a los amigos que le insistieron tanto en que escribiera estas memorias y que recaudaron fondos para que se pudiera dedicar a escribirla!). Su incansable vocación libertaria y su impulso constante a tejer lazos de solidaridad con miras no solo a un futuro utópico, sino a hacer lo correcto aquí y ahora, hoy mismo, son una inagotable fuente de inspiración.