Diego Delgado rated Las fieras: 3 stars

Las fieras by Clara Usón (biblioteca Breve)
Dos mujeres unidas por un asesinato sin resolver durante la guerra sucia entre ETA y los GAL.
Idoia López Riaño, …
Estudié Periodismo, después Antropología y ahora me dedico a intentar combatir el ruido desde un oasis llamado Revista CTXT. Escribo y edito. Pero, sobre todo, leo.
La fantasía, la ciencia ficción y, en general, aquellos géneros englobados en la ficción especulativa me ayudan a entender este mundo y a imaginar otros mejores, que es el primer paso para hacerlos posibles. Aunque también leo ensayo, narrativa contemporánea de ficción y no-ficción, e intento asomarme a algún clásico de vez en cuando.
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Dos mujeres unidas por un asesinato sin resolver durante la guerra sucia entre ETA y los GAL.
Idoia López Riaño, …
La escritura de Aida González Rossi no es sencilla, pero tampoco se olvida. En 'Leche condensada' consigue hacerte sentir dentro de la cabeza de su protagonista, una niña de 12 años atropellada por el shock y la ansiedad y la falta de explicaciones a lo que le ocurre. Hay pensamientos que se cuelan y otros que no terminan de formularse, hay mucho ruido y pocas conclusiones, hay una inquietud constante, molesta, casi incapacitante o incapacitante del todo en ocasiones.
Un libro maravilloso sobre todos esos malestares y, por encima de ellos, sobre el amor a los videojuegos y el amor, a secas.
Creo (y quiero pensar) que Rebecca F. Kuang odiaría profundamente a June Hayward, protagonista de 'Amarilla'. Es más, no me parece descabellado pensar que el personaje de Athena Liu está inspirado, al menos en parte, en la propia Kuang. De ser así, la novela se convierte en un artefacto literario de una valentía extraordinaria: en sus páginas se arrebata la voz a sí misma -en este caso, a Athena Liu- para darle todo el espacio a su 'enemiga'. Y lo que leemos es la evolución ideológica de una mujer blanca cisheterosexual que se va autoconvenciendo de que merece su posición de privilegio, aunque esta suponga pisotear a otras personas que parten con desventaja.
He leído 'Amarilla' con una suspicacia constante, como si me costase entender lo que estaba haciendo Kuang. La ambigüedad es total, no hay juicios morales ante la concatenación de decisiones repudiables que va tomando June, pero no …
Creo (y quiero pensar) que Rebecca F. Kuang odiaría profundamente a June Hayward, protagonista de 'Amarilla'. Es más, no me parece descabellado pensar que el personaje de Athena Liu está inspirado, al menos en parte, en la propia Kuang. De ser así, la novela se convierte en un artefacto literario de una valentía extraordinaria: en sus páginas se arrebata la voz a sí misma -en este caso, a Athena Liu- para darle todo el espacio a su 'enemiga'. Y lo que leemos es la evolución ideológica de una mujer blanca cisheterosexual que se va autoconvenciendo de que merece su posición de privilegio, aunque esta suponga pisotear a otras personas que parten con desventaja.
He leído 'Amarilla' con una suspicacia constante, como si me costase entender lo que estaba haciendo Kuang. La ambigüedad es total, no hay juicios morales ante la concatenación de decisiones repudiables que va tomando June, pero no porque la autora esté de acuerdo con ellas, sino porque la narración está confeccionada para exponerlas y dejar que seamos las lectoras quienes nos demos cuenta de a qué actitudes deben enfrentarse las personas racializadas.
Sobre la trama en sí, me ha gustado bastante, pero creo que lo destacable de este libro es eso, cómo está configurado.
Si hay alguna productora de cine leyendo esta reseña: 'El lugar invisible' es una novela perfecta para adaptar en forma de película. Lola Llatas maneja el ritmo de la narración maravillosamente bien, con una introducción calmada en la que va presentando a las protagonistas y, después, acelerando progresivamente conforme estas se sumergen en Tiebana, hasta que, en el último tercio, la historia se te agarra a las muñecas y te obliga a seguir pasando páginas.
Tengo que destacar el personaje de Estela porque he conectado mucho con ella a nivel emocional. Me habría gustado que tuviese una voz más acorde a su edad; entiendo que haber vivido una infancia tan dura acelera mucho -y de forma muy dolorosa- los procesos de madurez, pero no deja de ser una niña. A pesar de esto, creo que está muy bien construida su personalidad y las huellas que en ella ha dejado el …
Si hay alguna productora de cine leyendo esta reseña: 'El lugar invisible' es una novela perfecta para adaptar en forma de película. Lola Llatas maneja el ritmo de la narración maravillosamente bien, con una introducción calmada en la que va presentando a las protagonistas y, después, acelerando progresivamente conforme estas se sumergen en Tiebana, hasta que, en el último tercio, la historia se te agarra a las muñecas y te obliga a seguir pasando páginas.
Tengo que destacar el personaje de Estela porque he conectado mucho con ella a nivel emocional. Me habría gustado que tuviese una voz más acorde a su edad; entiendo que haber vivido una infancia tan dura acelera mucho -y de forma muy dolorosa- los procesos de madurez, pero no deja de ser una niña. A pesar de esto, creo que está muy bien construida su personalidad y las huellas que en ella ha dejado el sufrimiento al que se ha visto expuesta desde que nació.
La trama me ha hecho pasar miedo en algunos pasajes, pero diría que es un terror más o menos llevadero. Sí recomiendo saber lo menos posible sobre la novela antes de leerla, porque me parece muy divertido que las lectoras partamos desde la misma ignorancia que muestran tanto Gracia como Estela.
BOOK ONE of the Six of Crows Duology
Six of Crows is a fantasy novel …
Los entornos violentos y hostiles crean personas violentas y hostiles. En esos lugares de miseria y marginación, convertirse en un delincuente nunca es una decisión activa: es mera supervivencia. Y Leigh Bardugo ha confeccionado un personaje que encarna muy bien esta subjetividad obsesionada con salir adelante. Kaz Brekker no vive, él pelea, y en las peleas a muerte no hay hueco para la empatía o la humanidad. Por eso es un ser despreciable. Yo, personalmente, le he despreciado durante toda la lectura. Aún ahora lo hago. Pero también sé que en ningún caso hay que cargarle con la responsabilidad de haberse convertido en alguien sin más principios que salvar su propio pellejo y satisfacer sus intereses. Creo que 'Seis de cuervos' encamina hacia esa lectura: no podemos culpar a las personas por aferrarse a la única vía de supervivencia a la que las hemos condenado. Invito a extrapolar la empatía …
Los entornos violentos y hostiles crean personas violentas y hostiles. En esos lugares de miseria y marginación, convertirse en un delincuente nunca es una decisión activa: es mera supervivencia. Y Leigh Bardugo ha confeccionado un personaje que encarna muy bien esta subjetividad obsesionada con salir adelante. Kaz Brekker no vive, él pelea, y en las peleas a muerte no hay hueco para la empatía o la humanidad. Por eso es un ser despreciable. Yo, personalmente, le he despreciado durante toda la lectura. Aún ahora lo hago. Pero también sé que en ningún caso hay que cargarle con la responsabilidad de haberse convertido en alguien sin más principios que salvar su propio pellejo y satisfacer sus intereses. Creo que 'Seis de cuervos' encamina hacia esa lectura: no podemos culpar a las personas por aferrarse a la única vía de supervivencia a la que las hemos condenado. Invito a extrapolar la empatía que despiertan algunos pasajes que hablan de los orígenes de Brekker con esas personas, niños y niñas que hoy nos dicen que encarnan todos los males y que llevan el crimen en su propia naturaleza. Quizá la responsabilidad de sus actos está más en nuestro lado de lo que pensamos.
Me ha gustado especialmente que Bardugo haga una conexión tan explícita entre la mercantilización de la vida y la violencia estructural que ha convertido a Kaz, Inej, Jesper, Nina y, en general, la comunidad lumpen de El Barril. Se dibuja Ketterdam como un lugar gobernado de forma totalitaria por los intereses económicos. Su dios es el del dinero y el mercado. Y así les (nos) va.
En cuanto a la forma, tengo que destacar cómo cambia la narración en función del punto de vista desde el que se está contando. Cada capítulo está escrito desde la voz de un personaje, así que la narración cambia porque las perspectivas de lo que está ocurriendo son diferentes. Los capítulos de Jesper subliman este modo de narrar, porque -por motivos en los que no entraré para no hacer spoiler- la mayoría de los planes se urden a sus espaldas, así que cuando habla él, nosotres, como lectores, tampoco nos enteramos de cuáles son las artimañas hasta que nos explotan en las narices. La sorpresa de Jesper es también la nuestra, y eso genera una sensación que engancha mucho a la lectura.
Por poner una pega, creo que hay algunos giros de guion nada justificados y que Bardugo termina abusando del recurso del deus ex machina.
Podemos vivir de otra manera. Mejor, trabajando mucho menos, compartiendo más tiempo con las personas a las que queremos, dedicando una parte más importante de nuestras vidas a hacer cosas que verdaderamente nos llenan. Podemos hacer todo eso sin necesidad de rechazar algunas de las comodidades fundamentales con las que contamos hoy. Otra Vida es una forma de imaginarlo, pero hay más. Infinitas. Y novelas como esta contribuyen a que sea más sencillo pensar estas alternativas.
Sobre la historia, creo que Sarena Ulibarri logra construir un entorno en el que todas querríamos quedarnos a vivir y unos personajes con bastante profundidad en pocas páginas. Lo he disfrutado mucho.
"He empezado a oír cosas. Lo oigo todo. Los latidos de mi corazón. La respiración de los demás es como un trueno. A veces me parece que oigo hasta la carcoma de las vigas". El terror que despliega T. Kingfisher en 'Lo que mueve a los muertos' es un terror silencioso, sutil. No hay un gran monstruo ni un espíritu que lanza objetos. No hay gritos. El miedo avanza lento, pero inexorable. Y lograr construir un ambiente así que funcione tiene un mérito enorme. A mí, desde luego, me ha funcionado.
Si bien no se va a convertir en una de mis lecturas favoritas, he disfrutado mucho y me he visto atrapado por la escritura de la autora. Sin duda, no será lo último que lea de Kingfisher.
En Teixcalaán utilizan la misma palabra para referirse a la "Ciudad" (la capital del imperio), al propio "imperio" teixcalaanlí y al concepto totalizante de "mundo". Aquellos lugares ajenos a la voracidad expansionista del imperio quedan, por lo tanto, en la mente de su ciudadanía, despojados de la entidad necesaria para poder pensar en ellos como algo relevante. Sencillamente, no forman parte del "mundo".
La llegada de Mahit, procedente de Lsel, una estación espacial que se mantiene independiente de Teixcalaán, sirve a la autora para explorar un tema que me apasiona: la influencia radical del lenguaje en la producción de sentido, en cómo percibimos, interpretamos y comunicamos la realidad. Además, el choque cultural que personifica la propia Mahit da lugar también a reflexiones sobre la migración y la no-pertenencia.
En Lsel utilizan una tecnología que permite, a través de un implante en el tallo cerebral, transmitir la memoria -en su concepto …
En Teixcalaán utilizan la misma palabra para referirse a la "Ciudad" (la capital del imperio), al propio "imperio" teixcalaanlí y al concepto totalizante de "mundo". Aquellos lugares ajenos a la voracidad expansionista del imperio quedan, por lo tanto, en la mente de su ciudadanía, despojados de la entidad necesaria para poder pensar en ellos como algo relevante. Sencillamente, no forman parte del "mundo".
La llegada de Mahit, procedente de Lsel, una estación espacial que se mantiene independiente de Teixcalaán, sirve a la autora para explorar un tema que me apasiona: la influencia radical del lenguaje en la producción de sentido, en cómo percibimos, interpretamos y comunicamos la realidad. Además, el choque cultural que personifica la propia Mahit da lugar también a reflexiones sobre la migración y la no-pertenencia.
En Lsel utilizan una tecnología que permite, a través de un implante en el tallo cerebral, transmitir la memoria -en su concepto más amplio- de unas generaciones a otras. Por su lado, la Ciudad está gestionada con inteligencia artificial prácticamente en su totalidad, desde el transporte público hasta los cuerpos de seguridad. Estos dos elementos moldean significativamente una y otra cultura, y en la novela hay una exploración muy interesante sobre la herencia cultural o los sesgos de las inteligencias artificiales, entre otras cosas.
Personalmente, me quedo con la sensación de que la premisa abre una gran cantidad de caminos muy suculentos, pero no termina de meterse en profundidad en ninguno de ellos. Entiendo la decisión de colocar en el centro la trama política y la investigación de un posible asesinato, dejando los temas mencionados como parte del worldbuilding y dispersando detalles aquí y allá. Quizá es incluso lo más adecuado en términos narrativos, pero a mí me costó sentirme absorbido hasta el último tercio de la historia.
Me queda un buen sabor de boca y muchas ganas de que traduzcan la segunda parte.
Una de las principales sensaciones que me ha dejado el final de esta trilogía es la seguridad de que Rin va a quedarse mucho tiempo en mi cabeza. No se me ocurre ningún personaje que se acerque siquiera a lo que ella significa en términos de ambigüedad moral; durante toda la lectura -especialmente a partir del final del primer libro, y de forma creciente conforme avanzaba la narración- me he sorprendido debatiéndome entre un rotundo rechazo, desde la parte más racional, y una firme adhesión a las justificaciones presentadas por Rin para hacer eso mismo que me estaba creando tanto rechazo.
'La guerra de la amapola' me ha ayudado a reflexionar sobre la rabia y la violencia como los únicos recursos para muchas, muchísimas personas que no tienen otra forma de enfrentarse a sus opresores. Y que además de todo debe afrontar la estigmatización de su lucha.
Más concretamente, de …
Una de las principales sensaciones que me ha dejado el final de esta trilogía es la seguridad de que Rin va a quedarse mucho tiempo en mi cabeza. No se me ocurre ningún personaje que se acerque siquiera a lo que ella significa en términos de ambigüedad moral; durante toda la lectura -especialmente a partir del final del primer libro, y de forma creciente conforme avanzaba la narración- me he sorprendido debatiéndome entre un rotundo rechazo, desde la parte más racional, y una firme adhesión a las justificaciones presentadas por Rin para hacer eso mismo que me estaba creando tanto rechazo.
'La guerra de la amapola' me ha ayudado a reflexionar sobre la rabia y la violencia como los únicos recursos para muchas, muchísimas personas que no tienen otra forma de enfrentarse a sus opresores. Y que además de todo debe afrontar la estigmatización de su lucha.
Más concretamente, de 'El dios en llamas' destacaría su exploración del colonialismo como un dispositivo de dominación que convence a sus víctimas de que el exterminio de su cultura es algo que les conviene, un "avance". Mucho que pensar sobre el "progreso" en este sentido. También creo que esta tercera entrega culmina una idea que, desde mi punto de vista, lleva sobrevolando la trilogía desde el principio: construir una sociedad en torno a lo militar instaura unas dinámicas sociales, políticas e incluso morales que llevan indefectiblemente a lo belicoso, a la violencia.
El cierre de la saga se queda con cuatro estrellas, aunque en conjunto sí le daría cinco, porque siento que por momentos me he salido de la historia. No tengo muy claro el motivo, quizá tenga que ver con que me ha parecido un poco pesado el desarrollo de la relación entre Rin y Nezha, en ocasiones un poco forzada en mi opinión.
R. F. Kuang es una absoluta reina y voy a leer todo lo que publique.
Content warning Puede contener spoilers
He leído muchas opiniones que destacan el retrato que hace Guy de Maupassant de la sociedad francesa, de la hipocresía, del falso patriotismo, y todas me parecen acertadas, pero insuficientes. En mi lectura, 'Bola de sebo' es, sobre todo, la crónica de una violación.
Salgo de este relato muy gratamente sorprendido por la claridad con la que, en 1880, se exponen elementos clave en la perpetración de la violencia patriarcal que aún hoy muchísimas personas niegan. Porque Isabel "Bola de sebo" no solo es víctima del oficial prusiano, lo es también de una especie de presión histórica que, a través de los relatos que nos contamos -ya sean populares o religiosos-, reduce a la mujer a poco más que un cuerpo al servicio del hombre -o la patria, si es que esta es algo más que la institucionalización de la figura masculina- y normaliza las agresiones sexuales; y de un estigma que se refuerza a sí mismo, muy hábilmente representado por la forma cíclica de la narración.
El viaje empieza con "Bola de sebo" siendo repudiada por sus acompañantes sin más motivo que los prejuicios que pesan sobre ella, y que pronto desbarata mostrando una humanidad que supera en mucho la de los hombres y mujeres de la alta sociedad con los y las que comparte vehículo. La parada forzosa da pie al conflicto de la historia, del que la protagonista sale habiendo sido forzada a "aceptar" una violación que, por si fuera poco, la coloca de vuelta en esos márgenes del estigma, como si de un prejuicio autocumplido se tratase.
Creo que merece la pena reflexionar también sobre el concepto de patria que presenta Guy de Maupassant, por desgracia muy de actualidad. Patria como un significante vacío capaz de disfrazar de honorabilidad las pretensiones más mezquinas.
África postapocalíptica. El mundo ha cambiado drásticamente y, aun así, en una región de este …
Qué sensación tan desagradable cuando llevas mucho tiempo con ganas de adentrarte en el mundo de una autora y, al hacerlo, lo que encuentras no termina de conectar contigo. Es justo lo que me ha ocurrido con Nnedi Okorafor. Todavía no tengo muy claro qué es exactamente lo que me ha impedido disfrutar al 100% de 'Quién teme a la muerte', pero mi sensación durante toda la lectura era de estar un poco perdido, como si los acontecimientos se narrasen de una forma un tanto atropellada. En vez de estar acompañando a Onye, Mwita, Luyu, Binta, Diti y Fanasi, me parecía estar viéndolo todo desde bastante lejos. Debo decir que sí conecté con la protagonista, pero el resto de personajes -Mwita incluido- se me hacían, eso, lejanos, extraños. Lo mismo con el worldbuilding y el sistema de magia, en ningún momento llegué a conectar del todo con la propuesta de …
Qué sensación tan desagradable cuando llevas mucho tiempo con ganas de adentrarte en el mundo de una autora y, al hacerlo, lo que encuentras no termina de conectar contigo. Es justo lo que me ha ocurrido con Nnedi Okorafor. Todavía no tengo muy claro qué es exactamente lo que me ha impedido disfrutar al 100% de 'Quién teme a la muerte', pero mi sensación durante toda la lectura era de estar un poco perdido, como si los acontecimientos se narrasen de una forma un tanto atropellada. En vez de estar acompañando a Onye, Mwita, Luyu, Binta, Diti y Fanasi, me parecía estar viéndolo todo desde bastante lejos. Debo decir que sí conecté con la protagonista, pero el resto de personajes -Mwita incluido- se me hacían, eso, lejanos, extraños. Lo mismo con el worldbuilding y el sistema de magia, en ningún momento llegué a conectar del todo con la propuesta de la autora en ese sentido. Por destacar algún aspecto positivo -tiene muchos, ojo-, la novela expone las miserias del patriarcado de una forma muy efectiva: ninguno de los personajes masculinos está a salvo de comportarse como basura machista. Mwita es el personaje bueno, al que deberíamos coger cariño, pero se pasa todo el libro dando muestras de un comportamiento misógino que genera incomodidad.
@Beabook30 ay, ¡muchísimas gracias! :)
Efectivamente, la sensación que me queda del libro -al menos de momento, solo han pasado dos días- es mucho más positiva de lo que debería si atiendo a lo racional. Pero claro, es que el arte tiene mucho de irracional, y menos mal que es así.