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este libro alguna vez fue importante para mí. ahora que decidí releerlo no pude conectar con las enseñanzas para nada. supongo que algo en mí se ha movido a otro tipo de enseñanzas, pero también me dio la impresión ahora después de tantos años que estábamos pasando por un tiempo de autores que hacían pasar sus ideas como sabiduría ancestral.

noté también esta rara mezcolanza entre ideas judeo-cristianas y supuestos conocimientos toltecas. el libro es demasiado repetitivo cuando podría ser una entrada de blog jajaja. cada acuerdo podría resumirse en pocos párrafos porque en serio es muy repetitivo.

creo que volví a tomar el libro por pura nostalgia.

Voy por la mitad, qué hermosura de libro, cuánta ternura, cuánto saber contar a retazos, qué buen regazo es esta historia. Ay si lo hubiera pillado de chavea, algo así me habría aportado comprensión, abierto un espacio para conocerme, me habría infundido valor para reconciliarme con ese sentimiento de no poder seguir el paso a lo normativo. Enséñenle este libro a las criaturas, sobre todo si son raras y verdes, porque les hará arrimarse a su orgullo de ser y porque es una casa llena de buenos monstruos.

Debo confesar que el libro tardó en hacerme conectar con las pequeñas anécdotas que se cuentan (en total 17, creo). Poco a poco y con cada relato me fui adentrando más al mundo personal de la autora. Sobre todo creo que fue porque cada relato se va hilando con los anteriores hasta tener un caleidoscopio que atraviesa a todas.

A veces sentía que me escuchaba en las palabras de la autora, en temas como auto cuidado, sanación, preocupación ambiental y sensibilidad.