Tardé en leer este libro porque, sinceramente, no logró engancharme. Los cuentos y la poesía no son en sí malos, sólo creo que no es mi estilo.

Los cuentos me recordaban mucho el estilo de gente que era blogger en la decada pasada y que tomaban situaciones curiosas y las llevaban al absurdo, o que tomaban cosas que considerábamos cotidianas y las trivializaban para reírnos de las cosas a las que socialmente damos importancia.

La poesía tampoco fue muy de mi estilo. Lo que valoré mucho de la poesía fue la recuperación del cuerpo, de la sensualidad, la sexualidad y los sentidos.