Suprimir las clases no sólo significa expulsar a los terratenientes y a los capitalistas −esto lo hemos hecho nosotros con relativa facilidad−, sino también acabar con los pequeños productores de mercancías; pero a éstos no se les puede expulsar, no se les puede aplastar; con ellos hay que convivir, y sólo se puede (y se debe) transformarlos, reeducarlos, mediante una labor de organización muy larga, lenta y prudente. Estos pequeños pro- ductores cercan al proletariado por todas partes de elemento pequeño-burgués, lo impregnan de este elemento, lo corrompen con él, provocan constantemente en el seno del proletariado recaí- das de pusilanimidad pequeño-burguesa, de atomización, de indi- vidualismo, de oscilaciones entre la exaltación y el abatimiento. Para hacer frente a eso, para permitir que el proletariado ejerza acertada, eficaz y victoriosamente su función organizadora (que es su función principal), son necesarias una centralización y una disciplina severísimas en el partido político del proletariado. La dictadura del proletariado es una lucha tenaz, cruenta e incruenta, violenta y pacífica, militar y económica, pedagógica y adminis- trativa contra las fuerzas y las tradiciones de la vieja sociedad.
— La enfermedad infantil del "izquierdismo" en el comunismo by Vladimir Lenin (Page 52)
