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Que me perdone Vonnegut por haberlo pausado para leer a Brown, pero qué feliz me hizo esa decisión y cómo me gustaría poder volver a descubrir este libro. Tal vez si le pongo un dínamo a mi máquina de coser...

Puse en pausa a Vonnegut para empezar este libro que lo estoy devorando como espía arturiano. Sí: soy vueltero y neurótico.

Nunca leí la obra de Vonnegut; hora de enmendar esa vergonzosa condición.

¡Excelente! Un libro que se lee solo. Si bien no es Borges, me entretuvo y me devolvió el entusiasmo por la lectura y las ganas de pasar a Asimov, a C. Clarke, etc.

Novelización de la película insignia de James Cameron y recomendada por un amigo que es más nerd que yo en cuanto a ciencia ficción.

Uno de los mejores libros acerca de periodistas que viajan por el mundo preferentemente en ferrocarril y sienten poca simpatía por el peronismo a punto tal de escuchar sobre Perón en Polonia.

Genial, me revivió la memoria.

Lindo cuentito para leer con algún nene; es una historia para chicos pero le pega un lindo palito al periodismo y a cierta idiosincracia de teléfono descompuesto que perdura en nuestra sociedad.

Una novela de ficción que es un biabazo inesperado en lo profundo de una noche estrellada rural, o tal vez un ajolote que te lleva a navegar por las aguas turbias de su pecera.

Hacía rato que un libro no me atrapaba tanto. Casi que quedé “magnetizado” (en el sentido que luego explica Ricardo Melogno).

Gracias Ángela por mencionarme este libro.

Me entretuvo su lectura. Aviso: no es realmente un libro de autoayuda; más bien de anécdotas autobiográficas.

Buenos Aires es una ciudad que posee una historia riquísima y aunque hoy esté llena de idiotas y de funcionarios cuyo único interés en ella es el del lucro, siempre mantendrá ese aura misteriosa que la hace tan especial.

Este libro navega esos secretos, esos recovecos poco visitados, esas historias sórdidas que los conservadores actuales no quieren escuchar. Germinal Nogués las narra de una forma amena y entretenida.

Próximo libro que pienso leer, y que nadie me venga con gilada moralista digna del neovictorianismo.