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No conecté con Ladrilleros a pesar de ser entretenida. El estilo fragmentado y distante me dejó fuera de la historia y la relación entre los protagonistas se queda demasiado insinuada. Entiendo la intención, pero no me llegó.

Un libro que te deja pensando. Va lento, sí, pero es justo lo que busca y es meterte en la sensación de estar esperando algo que nunca llega. Buzzati transmite de lujo esa vida que se va escapando sin darte cuenta. Es durillo y con un final que te remata, pero merece la pena.

Me ha parecido un libro contundente y necesario para entender el exilio desde dentro. Es duro y aunque en algunos tramos se hace pesado, está muy bien escrito y refleja con claridad esa herida que no termina de cerrarse.

Me ha sorprendido lo actual que sigue siendo. No va de monstruos, va de soledad y de las consecuencias de jugar a ser dios. Shelley se adelantó muchísimo a su época. Algún tramo se hace pesado, pero la historia y el fondo lo compensan.

Una novela hermosa y dolorosa. O’Farrell se recrea demasiado en las emociones, pero logra que sientas el duelo y la culpa como si fueran tuyos. Una experiencia sensorial y profunda.

Una historia intensa sobre el amor, la pérdida y la desesperación. Escrita con una crudeza desgarradora. Te deja removida y sin respuestas fáciles. Dura, pero imposible de olvidar.

La idea me gusta mucho: contar Huckleberry Finn desde la mirada de Jim, el esclavo. Está bien escrito y con intención, pero a ratos se me hizo denso. Me dispersé y perdí interés varias veces. Más que disfrutarlo, lo he respetado.