¡Qué lástima he sentido por este libro tras acabarlo!
Una buena historia, unos personajes que podrían ser brillantes, una narrativa impecable rozando lo poético y que al contener capítulos cortos se hacían bastante llevadero a pesar de ser excesivamente minucioso.
Una pena que el autor optara por triturar a los personajes, todavía sin terminarlos de hornear, hasta hacerlos polvo y por ende la historia se le fue escurriendo de entre los dedos conforme avanzaba.
¿Avanzaba? Avanzaba a ratos. A partir de la mitad del libro daba la impresión de que entrabas en una espiral, sin salida. Como las espirales que dibuja Frederick (personaje sin sustancia) o el sargento von Rumpel (muy simple hasta en la forma de matarlo).
En fin. Es un libro que quizá guste a jóvenes lectores, por lo "sacarino" siempre que sean lectores pacientes con una narrativa que a mí me ha parecido brillante y que me tuvo expectante, nada más; por esto le dejo cuatro estrellas con una puntuación de tres y medio.