Simón emociona sin caer en el drama. Escribe con claridad, sin adornos, y sus personajes suenan auténticos. La adolescencia aparece como ese lío de malentendidos y sentimientos torpes que todos reconocemos. Algún pasaje busca conmover de más pero el conjunto deja un retrato sincero y duradero de lo vulnerables que somos cuando nadie dice lo que toca. Me dejará poso durante mucho tiempo