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Review of 'Nadie muere del todo en Praga' on 'Goodreads'

3 stars

Una académica está por doctorarse en Letras, especializada en Kafka, y se halla al borde de la demencia. Cuando empieza a recibir instrucciones del escritor checo en sus sueños, decide eludir la vigilancia de su entorno y escapar a Praga. Allí vive un viaje iniciático que altera su perspectiva vital, la reencuentra con el erotismo y el amor, y la lleva por un laberinto onírico y sombrío de referencias literarias y artísticas y símbolos dudosos.

Me parece que la construcción de la atmósfera estuvo muy buena por momentos, como cuando la protagonista y su guía virgiliano descienden al interior del Museo a recuperar el presunto cadáver de insecto del personaje de La metamorfosis. Pero las escenas romántico-sensuales con el personaje de Fausto pronto se volvieron repetitivas para mí, no me transmitieron tensión erótica ni sentimental. Mi momento favorito fue cuando, en uno de los sueños en los que aparece Kafka, este demuestra admiración por Argentina porque (por culpa de un error de traducción) cree que aquí sí pudimos acabar con el Proceso (pero no ese Proceso, Franz). El humor siempre está presente en Tampieri como manera de encarar la vida, y esto se percibe tanto en el curioso final como en las reflexiones que tiene la protagonista sobre la risa y la comedia mientras lee el libro que la acompaña durante todo el viaje, El nombre de la rosa de Umberto Eco.

Las irrupciones de lo fantástico en el relato y las insinuaciones que hace el hermano de la protagonista sobre la irrealidad de lo que le ocurre siembran la duda. El ritmo vertiginoso de la historia y la sucesión de la acción sin cortes contribuyen a esta sensación.

Lamentablemente la edición tiene bastantes errores ortotipográficos, especialmente en el uso de comas. Y me voy a animar a decir lo siguiente aunque me cueste mucho porque hace poco conocí a Susana y me resultó tan encantadora ella como interesante lo que tiene que decir sobre literatura y creación artística: me parece que le faltó pulir un poco la prosa. No es que yo sea ningún experto, pero como lector siento que le hubieran venido bien más revisiones. Quizás hizo lo que me dijo que hace con el teatro: una vez escrito el texto, olvidarse de él... y eso sumado a que esta novela la escribió como una posesa en pocos días tras un viaje a Praga... pero bueno, ya es muy tarde para eso. Sí creo que el texto sufre un poco por la calidad de la prosa.

Tengo ganas de leer su nueva novela, De polen y cenizas, para ver si hubo una evolución en ese sentido :)