Review of 'Un señor muy viejo con unas alas enormes' on 'Goodreads'
4 stars
Un viejo alado que habla un idioma desconocido cae en un gallinero caribeño. Lo encierran como a un perro. La gente se lo toma como algo raro pero se terminan acostumbrando. El párroco local lo mira con escepticismo porque no es glorioso sino patético. La Iglesia pierde tiempo en detalles intranscendentes. La pareja dueña de la casa donde cayó cobra dinero para que la gente lo pase a ver como a un fenómeno de circo, hasta que la novedad se agota y ya no le interesa a nadie. Un día, le terminan de crecer nuevas plumas en sus alas y se va volando, para alivio de la dueña de casa.
Un cuento ambiguo, de esos que se pueden interpretar para el lado que el lector quiera. El lector se lee más a sí mismo que al cuento. Se podría ver en él una crítica de la crueldad y el materialismo humanos, o del desconocimiento de la Iglesia, o quizás una reflexión sobre la arbitrariedad de las expectativas y prejuicios que nos armamos de las cosas (de los ángeles y su gloria, por ejemplo). O quizás no es ninguna de esas cosas. La peripecia es interesante, al menos, así como el fugaz carnaval de personajes bien propios de García Márquez.
Este cuento se ajusta a la otra definición de realismo mágico, no la de Uslar Pietri sino la más extendida, en la que elementos mágicos/fantásticos son percibidos por los personajes como cotidianos o normales.