Ramirenko finished reading Todos los sueños del mundo by Javier Martínez Reverte
Javier Reverte murió en octubre de 2020. En esos días pude leer en la prensa notas sobre su vida y obra, que desconocía totalmente al estar compuesta casi exclusivamente por libros de viajes, que es un género que no trabajo. No recuerdo cómo ni dónde, me encontré con una reseña de este “Todos los sueños del mundo” y me pareció que podría ser una joyita bajo el radar y una rareza en su trayectoria que merecería la pena leer. Me equivoqué a medias.
El argumento no podía ser más atractivo para mis gustos: la decadencia personal de un señor en plena crisis de la mediana edad que se encuentra alienado en el sucio Madrid de los 90.
Creo que el autor trata en esta novela de dar una de cal y otra de arena al alternar de una manera demasiado premeditada pasajes de honda reflexión y alto nivel literario con …
Javier Reverte murió en octubre de 2020. En esos días pude leer en la prensa notas sobre su vida y obra, que desconocía totalmente al estar compuesta casi exclusivamente por libros de viajes, que es un género que no trabajo. No recuerdo cómo ni dónde, me encontré con una reseña de este “Todos los sueños del mundo” y me pareció que podría ser una joyita bajo el radar y una rareza en su trayectoria que merecería la pena leer. Me equivoqué a medias.
El argumento no podía ser más atractivo para mis gustos: la decadencia personal de un señor en plena crisis de la mediana edad que se encuentra alienado en el sucio Madrid de los 90.
Creo que el autor trata en esta novela de dar una de cal y otra de arena al alternar de una manera demasiado premeditada pasajes de honda reflexión y alto nivel literario con episodios banales y aventurillas de humor chusco que no interesan demasiado. Esto se percibe como una calculada estrategia comercial que resta credibilidad a la obra, a pesar de que el autor demuestra en numerosas ocasiones que sabe escribir a un nivel excelso. No en vano, es uno de los libros en los que más pasajes he subrayado (una manía mía).
Pero también ocurre que el libro se hace demasiado extenso para lo que cuenta. Una y otra vez se incide en las mismas anécdotas urbanas (mil veces entra Jaime al bar a emborracharse, mil veces recorre Madrid en coche…), sin gracia e interés en la mayoría de las ocasiones y además narradas de manera muy pormenorizada. Hay pasajes aparentemente humorísticos (como el del suicida en la cornisa) que parecen sacados de un especial de José Mota, que a lo mejor en la tele te hacen gracia, pero leerlos da mucha pereza.
No ha ayudado tampoco un estilo narrativo a veces rancio y canallesco que ha envejecido un poco mal. La manera de referirse a la mujer transexual, por ejemplo, se hace hoy bastante injustificable, a pesar de tratarse de un personaje bondadoso y positivo en el fondo.
No obstante, ya digo que los pasajes más reflexivos tienen un nivel sobresaliente, en cuanto a la forma y el fondo. Si además odias la ciudad de Madrid igual que yo, puede que el libro te guste.