Back

Review of 'Camino Hacia el Aquelarre' on 'Goodreads'

5 stars

El Camino hacia el Aquelarre se presenta como un libro cuyo objetivo será responder a la pregunta de «¿Qué es la Brujería?». Sin embargo, se desmarca del estilo 'neutro' propio de las disquisiciones académicas al realizar una especie de fusión entre forma y contenido: la comprensión sobre qué es la Brujería sólo se alcanza al final del mismo, una vez recorridas toda una serie de etapas preparatorias en las que el lector va recibiendo piezas de un puzle que sólo aparecerá completamente armado al llegar a las últimas páginas. No se trata de una elección destinada a alimentar el suspense que puede producir ir leyendo a la impaciente espera de la respuesta a esta pregunta inicial, puesto que entonces el lector perfectamente podría saltar al último capítulo y obtener la respuesta que desea. No, se trata de la importancia dada al propio camino para dar sentido a su meta: la idea es que la meta no puede comprenderse sin su camino. Es decir, este libro está tematizado desde su inicio como un viaje, y esta poética acompaña al lector a lo largo de todos los capítulos. Así, su estructura representa o avanza en simbiosis con su contenido, configurándose como una senda "iniciática" en el que las realidades más profundas y radicales se van entreviendo poco a poco hasta situarse finalmente cara a cara con el núcleo de la cuestión.

El texto está dividido en dos partes. En cierto modo, podrían ser leídas de forma independiente, pero esto nos haría perder la mitad del panorama y su comprensión sería incompleta. Partiendo de la distinción de Caro Baroja entre las creencias pasivas (las creencias que las personas ajenas a un grupo humano tienen sobre ese grupo humano) y las creencias activas (aquellas que el propio grupo humano tiene de sí), la primera parte del El Camino hacia el Aquelarre expone y deconstruye las creencias pasivas existentes sobre la Brujería, con el fin de limpiar nuestro camino y repararnos de las distorsiones causadas por los estereotipos y prejuicios, y sucesivamente en la segunda parte, una vez que nuestra mirada es más clara, se embarca en la búsqueda de la raíz esencial de la Brujería mediante la indagación en las creencias compartidas (el espacio en el que creencias pasivas y activas concuerdan) a través del método comparativo. Si bien la primera parte pudiera resultar más conocida para quienes ya se hayan adentrado en otros libros de historia de la Brujería (y que, para quienes no lo hayan hecho, es una excelente introducción que no requiere una especialización previa), supone un repaso fundamental como «materia prima» de la propuesta interpretativa de la segunda parte, que constituye quizá la parte más original e interesante de todo el libro.

Diría de esta lectura que me ha resultado iluminadora, aclaradora y, por decirlo de alguna manera, expansiva. Pensando al comenzarlo que cerraría el libro con una idea sobre la Brujería, lo cierro ahora con una visión de un objeto mucho más amplio, con una comprensión más profunda y desde otro ángulo de temas que van desde el druidismo hasta el neopaganismo, pasando por los elfos, hadas, demonios y hogueras que nos acompañan durante la lectura. Como estudiante de antropología social y cultural, aprecio la importancia dada por el autor a la comprensión de las prácticas y de las creencias siempre dentro de su propio contexto cultural, yendo más allá de sus aspectos meramente estéticos o formales y ahondando en el sentido profundo de su contenido. Como lectora y como persona con una sentida inclinación filosófica, aprecio el hecho de terminar el libro con más preguntas e inquietudes que cuando lo empecé.