Review of 'La niña perdida (La amiga estupenda, #4)' on 'Goodreads'
5 stars
Un excelente broche de oro. El desarrollo de las trayectorias personales es brillante. El resultado: un retrato vivo de un mundo cambiante en que las raíces son indelebles.
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5 stars
No soy de ponerme a leer por leer, sino que suelo hacerlo en mis huecos libres y tiempos muertos. Hacía mucho que no me comía una novela de más de 300 páginas en una sentada. Mientras leía este libro no sabía qué estaba pasando, solamente que me había cautivado y no podía parar. No es que la historia sea particularmente original. Me parece que la clave está en dos puntos. El primero, los personajes y las situaciones se sienten devastadoramente reales. La atmósfera barriobajera, la progresiva ampliación de mundo desde los ojos de una niña hasta los de una adolescente, me parecieron muy bien construidas.
El segundo y más importante: Ferrante tiene quizás la mejor prosa que he leído en varios años (y con esto viene el disclaimer gigante de siempre: "Así lo sentí yo"). Posee tres virtudes en un equilibrio tal que me impresionó. Para empezar, escribe con limpidez …
No soy de ponerme a leer por leer, sino que suelo hacerlo en mis huecos libres y tiempos muertos. Hacía mucho que no me comía una novela de más de 300 páginas en una sentada. Mientras leía este libro no sabía qué estaba pasando, solamente que me había cautivado y no podía parar. No es que la historia sea particularmente original. Me parece que la clave está en dos puntos. El primero, los personajes y las situaciones se sienten devastadoramente reales. La atmósfera barriobajera, la progresiva ampliación de mundo desde los ojos de una niña hasta los de una adolescente, me parecieron muy bien construidas.
El segundo y más importante: Ferrante tiene quizás la mejor prosa que he leído en varios años (y con esto viene el disclaimer gigante de siempre: "Así lo sentí yo"). Posee tres virtudes en un equilibrio tal que me impresionó. Para empezar, escribe con limpidez y concisión (1). Hoy en día esto no es novedoso. El estilo escueto y directo está de moda, y en general estoy agradecido por eso. El problema es que muchos autores, al buscar despojarse de florituras y verborragia innecesaria, o se van al otro extremo y producen textos asépticos y sin alma, o simplemente no logran encontrar ese punto ideal y se bambolean entre una tendencia a la brevedad sin poesía y exhibiciones arrebatadas de ornamento verbal. Ferrante, en este libro, de algún modo, logró escribir con sobriedad, sin una palabra de más, pero sin dejar de tener peso poético (2). A veces el impacto es insospechado y evoca en un par de vocablos bien elegidos las sensaciones agridulces que otros textos ocupan párrafos para desgranar. A veces el vuelo poético casi ni está en el texto mismo, sino en el mundo que Ferrante construye, muy pocas veces expositivamente, sino de un modo indirecto, insinuación tras insinuación, a cuentagotas de diálogos y comentarios velados, hasta que las situaciones te explotan en la cara y no podés detenerte, tenés que conocer el destino de estos personajes desgraciados. Pero no, la intensidad emocional de este libro no es como la de una explosión, como la de tantos textos que discurren mansamente hasta alcanzar algún crescendo. La sentí más bien como un oleaje, golpeándome cada pocas páginas, sin permitirme nunca la despreocupación.
La tercera virtud de la prosa de Ferrante, de modo idéntico a la segunda (vuelo poético), me impresionó en virtud de su armónica convivencia con la primera (concisión). La capacidad de no omitir detalles importantes (3). Entre los textos que persiguen la brevedad, es frecuente leer varios que dejan de lado casi toda descripción, que no refrescan para el lector puntos de trama esenciales, que dejan de sembrar tenues semillas de foreshadowing que solo podrán ser apreciadas a posteriori, solo porque confunden la precisión con la esquilmación. Ferrante, o este libro al menos, no cae en esos errores.
Quizás la novela también explota mi debilidad por esos escasos personajes, generalmente niños (en este caso, Lila), que logran generarme apego y a la vez están turbiamente expuestos a situaciones de riesgo.
O quizás simplemente tuve la suerte de leerla en el momento adecuado y en el lugar adecuado para mí, y conseguí una de esas conexiones con un libro que solo se alcanzan cada tanto y caprichosamente. Andasabé.
Antes de leer la novela no sabía casi nada sobre la autora ni el texto. Que era el primero en una saga de cuatro. Que había tenido un momento de gran popularidad con los lectores internacionales. Había visto la tapa en inglés (que le daba una pinta de best seller estacional sin mucha sustancia) y sabía que se trataba de la amistad entre dos mujeres (lo que no me decía mucho). Y que "Elena Ferrante" era un seudónimo y quizás ni siquiera era autora sino autor o autore. Me dije "bueno, ya que llegó a mis manos vamos a leer el primero para ver si vale el hype, y después hay altas probabilidades de que no toque el resto de la saga".
Me alegro de haberle dado una oportunidad, porque ahí va uno de mis nuevos libros favoritos. Ya no soy muy de leer sagas, pero trataré de conseguirme el resto en los próximos años, con mi ritmo de tortuga para estas cosas.