Die Schülerschule

No se puede entender Carta a una maestra sin atender previamente a quién fue Lorenzo Milani, párroco italiano destinado a Barbiana como castigo después de mostrar sus ideas izquierdistas en la Italia de la década de los 50. En este pequeño pueblo de Vicchio, en el valle de Mugello, en Florencia, llevaría a cabo una de las experiencias más relevantes de la pedagogía moderna. Esta escuela fundada en 1954 duró solo hasta 1967, pero durante esos trece años cambió drásticamente la realidad de jóvenes provenientes principalmente del campesinado. Chicos y chicas pertenecientes al mundo rural acudían a la escuela a través de largas y duras caminatas, después de haber fracasado en las escuelas convencionales y manteniendo en la Escuela de Barbiana su última esperanza educativa.

Esta obra es una carta colectiva escrita por varios Alumnos de la Escuela de Barbiana y dirigida a la maestra prototípica de la escuela convencional, una carta dirigida al sistema educativo italiano que los había rechazado. Podemos ver cómo se contrapone la educación recibida por la escuela tradicional con la recibida en Barbiana por don Milani. Múltiples contrastes que permiten tanto agudizar las críticas hacia la escuela, así como aumentar las esperanzas en la educación.

Un libro altamente recomendable para multitud de personas: tanto para críticas como para entusiastas de la educación; para personas vinculadas con lo educativo; para interesadas en experiencias concretas de lucha de clases… Cabe decir que recomiendo el visionado del documental ‘Adiós Barbiana, adiós’ de Bernard Kleindienst, pues ofrece una gran contextualización e introducción que complementa la lectura de este libro.

Para Milani era esencial que su alumnado desarrollara una voz propia (más allá de la gramática), pues el campesinado y la clase obrera estaban desposeídos de medios y palabra. Por ello, su centralidad era el lenguaje, la lengua como esencia para poder entender la vida, poder defenderse y reivindicar derechos. El fin de la educación en Barbiana fue que la juventud italiana de clase trabajadora, a través del dominio del lenguaje, se convirtiera en soberana, que no burguesa. En síntesis, fue una escuela no como ascensor social, sino como emancipadora de clase.

“Mis compañeros han triunfado por todas partes. Algunos ya son sindicalistas a pleno tiempo y funcionan. Otros están en talleres de Florencia y no se dejan asustar por nadie. Trabajan en los sindicatos, en los partidos y en los ayuntamientos.”