Marta reviewed Kim Ji-young, nacida en 1982 by Cho Nam-ju
Review of 'Kim Ji-young, nacida en 1982' on 'Goodreads'
4 stars
Un ejemplo exquisito de la estrecha relación entre lo personal y lo político, un manifiesto del fracaso de la legislación de palabra, que no encuentra aplicación efectiva en el día a día. Igual que el estado de bienestar solo es para quienes pueden comprarlo, ciertos derechos y garantías civiles solo se aplican, efectivamente o de hecho, si eres varón.
Me gustó porque te lleva naturalmente por todas esas situaciones injustas que ya conoces, te obliga a mirarlas de frente y a enfadarte con el mundo. Es necesario abrir los ojos y enfadarse con el mundo.
No hablamos del siglo XIX ni de los años 20 o de los 50. Hablamos de ayer y de hoy, del siglo XXI. Aunque la historia se desarrolla en Corea del Sur, las escenas que se relatan nos son familiares a las niñas, adolescentes y mujeres occidentales también, nos identificamos con una u otra con …
Un ejemplo exquisito de la estrecha relación entre lo personal y lo político, un manifiesto del fracaso de la legislación de palabra, que no encuentra aplicación efectiva en el día a día. Igual que el estado de bienestar solo es para quienes pueden comprarlo, ciertos derechos y garantías civiles solo se aplican, efectivamente o de hecho, si eres varón.
Me gustó porque te lleva naturalmente por todas esas situaciones injustas que ya conoces, te obliga a mirarlas de frente y a enfadarte con el mundo. Es necesario abrir los ojos y enfadarse con el mundo.
No hablamos del siglo XIX ni de los años 20 o de los 50. Hablamos de ayer y de hoy, del siglo XXI. Aunque la historia se desarrolla en Corea del Sur, las escenas que se relatan nos son familiares a las niñas, adolescentes y mujeres occidentales también, nos identificamos con una u otra con natural afinidad.
Seguimos el viaje de una niña hacia su edad adulta. La mujer sigue enfrentándose a la misma sociedad misógina a la que se enfrentó la niña, primero, y la adolescente, después. Todas, tal vez, más conscientes que sus ancestras, o con más libertad o más recursos para hablarlo con otra mujer, pero sin poder hacer mucho para cambiarlo.
La forma en que está escrito se hace rara a ratos, el por qué se entiende al final del libro.
Me gusta que las cosas no sean raras porque sí, que tenga su razón de ser. Y este final tiene un impacto es enorme, la voz de la protagonista filtrada por la objetividad aséptica, la ciencia racional, que observa sin mediar.
A mi entender es un final desesperanzador, refuerza la desigualdad que se viene reflejando a lo largo de la historia de Kim-Ji. La mujer no puede hacer nada para cambiar las cosas, porque todas las elecciones de la mujer están profundamente condicionadas por los roles del patriarcado y por la esclavitud de su capitalismo. Pero el varón tampoco se libra, buen peón al servicio del consumismo, esclavo de la ley de oferta y demanda impuesta por los mercados, no puede arriesgar su prestigio social o el beneficio económico de aceptar la esclavitud capitalista que se ceba en las mujeres, mujers que se hacen creer libres.
Un libro para pararse a pensar en muchas cosas. Un libro para despertar.