NOTA: Esta 'reseña' fue escrita en el 2014, antes de que el feminismo se volviera un tema de conversación cotidiana en Argentina y Latinoamérica, y durante aquel período turbio de Internet en el que los antifeministas parecían dominarlo todo con sus caricaturas de feminazis irracionales. Fue antes del Ni Una Menos y de los pañuelos verdes, antes del #MeToo y de que palabras como empoderamiento y chiques se hicieran realmente visibles en esta esquina del mundo. Quizás por eso la 'reseña' es tan vueltera y defensiva, como si quisiera justificar que el feminismo no es una mala palabra. Si volviera a escribirla hoy, sería bastante más directo.
Además, en esa época todavía creía ciegamente en la lógica racional como único pilar de entendimiento del mundo. Si bien el pensamiento crítico, el autocuestionamiento y el conocimiento de los propios sesgos siguen siendo muy importantes para mí, hoy percibo con más claridad que la emoción es también parte vital de nuestra condición humana, y como hombre busco (sin dejar de lado la reflexión) reconectarme con mi lado emocional que he reprimido en muchos momentos de mi vida. Además, comunidades tóxicas como los 'escépticos' de YouTube y los New Atheists me han hecho ver que el culto a la razón y la lógica muchas veces es solo un disfraz para otro tipo de irracionalidad. Este artículo explica a qué me refiero. Si hoy reescribiera la 'reseña', seguramente también consideraría todo esto.
Un par de años después de leer El segundo sexo comencé a lurkear en el subreddit /r/AskFeminists. Más que cualquier texto abstracto del feminismo académico, más que la mayoría de las publicaciones feministas en redes sociales, leer las respuestas de ese foro me sirvió mucho para ir comprendiendo mejor al feminismo, a sus corrientes y debates internos, a los razonamientos detrás de sus posturas, etc. Lo recomiendo.
También es recomendable el subreddit /r/Menslib, básicamente lo opuesto al movimiento antifeminista de los MRA (a los que menciono en la 'reseña' más abajo). En Menslib se discute sobre masculinidad, roles de género, problemáticas actuales, feminismo, etc.
Por último, dos cositas de la reseña que me gustaría aclarar: 1) Me da la impresión de haber pintado al feminismo como muy poco cohesivo por culpa de ser tan heterogéneo, no es tan así. Diría que hoy la mayoría de las personas feministas son probablemente radfems (quizás con énfasis en lo interseccional), o al menos su activismo es el que más se nota, y sigo sosteniendo que tiene un impacto mucho más positivo que negativo en el mundo. Las libfem parecen ser una minoría, o tal vez son un grupo numeroso pero poco activo. Las TERF parecen ser, por suerte, casi inexistentes y muy repudiadas. 2) La razón por la que en el 2014 me pareció que el libro estaba un poco desactualizado no era por su antigüedad sino por apoyarse en nociones psicoanalíticas y psiquiátricas que -tengo entendido- hoy quedaron en el pasado.
Ahora sí, la vieja 'reseña':
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Antes de leer El segundo sexo, mi principal acercamiento con el feminismo había sido a través de diversas noticias de medios online de distintas partes del mundo (que retrataban al movimiento de las formas más dispares) y de haber leído completo el artículo de Wikipedia en inglés (que a pesar de ser básico, debería ser leído por todo el mundo, pues permite deshacer varios de los malentendidos más comunes respecto al tema).
Esta obra me impactó de gran manera, y pude verificar por cuenta propia los cambios que provocó en mi percepción del mundo gracias a cierta peculiaridad de mi proceso de lectura. Leí la primera mitad del libro durante un receso invernal, luego lo dejé en suspenso por unos seis meses, y lo terminé durante las vacaciones de verano.
Antes de la primera lectura no sabía qué pensar del feminismo. O sea, sabía que era algo positivo, porque por definición implicaba la búsqueda de la igualdad de géneros y el rechazo a la imposición de roles de género (cosas que me sonaban bastante lógicas y benéficas). Sin embargo, percibía un intenso rechazo hacia el movimiento en ciertos hombres y mujeres de mi edad, pero especialmente en Internet, y no comprendía por qué ocurría esto. A eso hay que sumarle que todavía no había tenido contacto con ninguna persona que se identificara como feminista (al menos abiertamente), así que no sabía cómo eran en la práctica.
En definitiva, mi actitud hacia el feminismo era bastante neutral, básicamente quería saber más del mismo, así que cuando vi El segundo sexo en una librería, lo compré. Creo que fue muy afortunado de mi parte comprarlo en ese momento y no después. Algunos meses más tarde me vería expuesto a las ideas de la versión extremista de otro movimiento: el activismo por los derechos del hombre (MRA). La cuestión es que bien podrían haberme influenciado contra el feminismo, lo cual por suerte no ocurrió. Tuve la suerte de al final ser yo mismo quien decidía (a través de la investigación, la observación y el razonamiento) cuál iba a ser mi postura ante este tema, en vez de aceptar las versiones sesgadas impuestas por otros. Espero estar aplicando y aplicar en el futuro este mismo proceso a todas las cuestiones ideológicas con que me enfrente.
En definitiva, en estas cuestiones hay que tratar de informarse, sobre la información obtenida aplicar la lógica y el juicio crítico y no dejarse llevar por las interpretaciones extremistas, el facilismo o el pensamiento sectario. El feminismo es un conjunto muy heterogéneo de corrientes teóricas, movimientos sociales, grupos militantes, activistas, pensadores, etc.; que no tienen una agenda unificada, que no comparten un pensamiento común más allá de los principios de igualdad de género que mencioné antes (y que en la práctica son interpretados de maneras muy distintas). Lo mismo (aunque tal vez a menor escala, pues son más recientes) puede decirse de los MRA. Como en todo grupo grande, existen minorías vocales que no necesariamente representan al conjunto. En fin, es como todo: el mundo no es blanco y negro, el mundo es complejo y debe ser afrontado en su complejidad.
Volviendo a lo que decía antes: la lectura inicial que hice (la de la primera parte de El segundo sexo) me abrió los ojos a un montón de cosas que había ignorado hasta entonces sobre el mundo, especialmente a la forma en que desde pequeños se nos condiciona para que aceptemos ciertos roles de género y en las restricciones propiciadas por dichos roles (que históricamente han sido más restrictivas para las mujeres). Si bien no estoy de acuerdo con todo lo que De Beauvoir postula, la principal razón por la que recomendaría este libro es esa: es un ensayo exhaustivo que trata de analizar el rol de la mujer a lo largo de la historia y por qué ese rol es como es. De todos modos, es un libro muy largo, algo repetitivo y en varios sentidos desactualizado (fue escrito hace más de medio siglo, y es incluso anterior al feminismo de la segunda ola). Debe haber otras obras más modernas y más fáciles de leer, pero no sé lo suficiente de teóricos feministas como para proporcionar ejemplos.
Durante los meses que siguieron a esa lectura miré al mundo con otros ojos. Mucho de lo leído encontró confirmación en la realidad. Para cuando leí la segunda parte, ya me había informado un poco más sobre feminismo, había leído un poco a feministas o teóricas del género como Butler, Showalter y Wittig, así como algo de teoría Queer. Leí la segunda parte con más confianza en que el feminismo era en su conjunto algo positivo y que los problemas que denunciaba eran reales.
Algo que se le puede criticar es que se presenta como una especie de trabajo científico que denuncia las supersticiones y las especulaciones gratuitas, pero al mismo tiempo muchos de los datos que presenta son anecdóticos. Además, por momentos se apoya bastante en teorías psicoanalíticas que no sé si son del todo confiables... es decir, no conviene afrontar este libro como un estudio científico sobre la mujer apoyado por pruebas verificadas, sino más bien como una especulación filosófica que toma un poco de distintas corrientes (existencialismo, psicoanálisis, marxismo) y basándose en la experiencia personal de su autora ofrece una explicación del mundo que sin ser perfecta me parece bastante sólida.
Creo que ahí está la clave: al igual que el feminismo, El segundo sexo no es perfecto, seguro, pero sus efectos en el mundo han sido mucho más positivos que negativos, y ha contribuido a establecer la muy necesaria discusión sobre géneros y roles que hoy en día atraviesa toda nuestra sociedad.