No hay nadie que no haya oído hablar de la Compañía Amable y sus hazañas, desde Salazim al reino de Aimar. De aventureras se convirtieron en leyendas, pero las canas no perdonan y el tiempo las ha separado. Y aunque los achaques y las viejas heridas aún duelan, aunque apenas se vean, aunque ni siquiera hayan sobrevivido todas, siempre serán un equipo. Por eso se lanzan al ataque sin dudar un momento. Por eso acuden a la llamada sin importar el peligro. Porque son amigas. Y por una amiga es distinto.
Me ha gustado mucho este libro. Mezcla el universo de Dungeons & Dragons con la España medieval andalusí. También bebe claramente de la saga de Geralt de Rivia, aunque le falta el humor. La estrella que le falta es porque a ratos me ha parecido una novela un poco “intensita” y demasiado seria.
Tuve el gusto de escuchar aquel primer fragmento con la voz maravillosa de Carlos Velilla y quise leerlo. Para evitar decepciones y desacuerdos, hay que tener en cuenta que La compañía Amable es una colección de anécdotas, por lo que no hay una continuidad en la que de una subtrama se transita a otra como parte natural de la historia, sino que las varias historias empiezan y acaban como capítulos de una serie tradicional, con unos personajes comunes y una trama de fondo que da sentido al conjunto.
Es un libro fantástico sobre amistad que rompe tópicos de la literatura fantástica. Puede verse como una utopía en el sentido de que presenta un mundo, de tinte medieval, lleno de mujeres autosuficientes y brillantes. La(s) historia(s) es entretenida y mantiene el interés, aunque, sí, es cierto, no hay una trama archipensada. Son aventuras.
Discrepo con los que dicen que los personajes …
Tuve el gusto de escuchar aquel primer fragmento con la voz maravillosa de Carlos Velilla y quise leerlo. Para evitar decepciones y desacuerdos, hay que tener en cuenta que La compañía Amable es una colección de anécdotas, por lo que no hay una continuidad en la que de una subtrama se transita a otra como parte natural de la historia, sino que las varias historias empiezan y acaban como capítulos de una serie tradicional, con unos personajes comunes y una trama de fondo que da sentido al conjunto.
Es un libro fantástico sobre amistad que rompe tópicos de la literatura fantástica. Puede verse como una utopía en el sentido de que presenta un mundo, de tinte medieval, lleno de mujeres autosuficientes y brillantes. La(s) historia(s) es entretenida y mantiene el interés, aunque, sí, es cierto, no hay una trama archipensada. Son aventuras.
Discrepo con los que dicen que los personajes no están definidos o desarrollados. Están definidos y el desarrollo no se revela paso a paso sino que la evolución se presume en los contrastes entre el pasado y el presente, desde el punto de vista de cada personaje hacía sí misma y hacia sus compañeras. Los personajes de Rocío no tienen el problema de estupidez consumada que aparece muchas veces en la literatura rolera; no son señoras de y tantos comportándose con gran inmadurez emocional y a las que hay que comprender porque pobrecitas ellas. Lo que sí puede ser es que te quedes con ganas de conocerlas mejor.
Entiendo que lo relevante en La compañía Amable es la ambientación, la ruptura con el clásico anglosajón, las heroínas que no necesitan héroe de ninguna manera, los varones gentiles que no ven amenazada su virilidad por quedarse en casa, cuidar de los niños o no ser ellos los que cortan el pastel (o al enemigo, según escenario).
Rocío da una patada a la cisheteronormatividad y la feminidad estereotipada y nos demuestra que es posible un mundo sin patriarcado, incluso en los universos fantásticos de corte medieval, incluso en la literatura fantástica épica, donde las normalidades y los tópicos patriarcalistas parecían inamovibles.
La escritura de Rocío es fresca y dinámica, sin florituras innecesarias. Dosifica acción, diálogo y descripciones creando imágenes detalladas en tu mente sin cansar, sin estresar y sin marear.
Coincido con los que encontráis el último capítulo más caótico en la forma. No coincido con los que llegáis a perderos.
Algo muy importantísimo, que no se puede pasar por alto, es que la gente come en español.