¿Qué es una casa? ¿Qué es tener un sitio adonde volver? La narradora de esta historia hace un recorrido por todas las casas en las que vivió, desde esa casa inaugural e inolvidable de la infancia, hasta la última, casi una ruina. Y también por las otras casas, la mayoría ajenas, que habitó y son asimismo su historia. El movimiento de “mudanzas” es además un movimiento migratorio, pero sobre todo es una sucesión de preguntas: por la pertenencia, la extranjeridad o la familia. La casa indiana en Soria de ese bisabuelo que supo ir a América y regresar. Ida y vuelta, movimiento fundante. Luego, la familia que siguió en Argentina: el padre, la madre, la tía, las hermanas. ¿La familia es un lugar propio o impropio? No hay respuestas, pero sí tal vez una certeza: casa y cuerpo son dos estructuras en síntoma que dicen algo sobre la vida y …
¿Qué es una casa? ¿Qué es tener un sitio adonde volver? La narradora de esta historia hace un recorrido por todas las casas en las que vivió, desde esa casa inaugural e inolvidable de la infancia, hasta la última, casi una ruina. Y también por las otras casas, la mayoría ajenas, que habitó y son asimismo su historia. El movimiento de “mudanzas” es además un movimiento migratorio, pero sobre todo es una sucesión de preguntas: por la pertenencia, la extranjeridad o la familia. La casa indiana en Soria de ese bisabuelo que supo ir a América y regresar. Ida y vuelta, movimiento fundante. Luego, la familia que siguió en Argentina: el padre, la madre, la tía, las hermanas. ¿La familia es un lugar propio o impropio? No hay respuestas, pero sí tal vez una certeza: casa y cuerpo son dos estructuras en síntoma que dicen algo sobre la vida y sus escombros.
Que tenga una casa es la cuarta novela de la escritora argentina Florencia del Campo. Un libro en el que indaga sobre la casa como un símbolo, un referente, como el cuerpo que nos contiene y en el que, a veces, vivimos como en una prisión, buscando inútilmente escapar. La casa en tanto destino y origen, memoria y futuro desconocido. La casa: algo propio y ajeno al mismo tiempo.
Bonito mosaico de experiencias sobre casas ajenas y propias, sobre la infancia que siempre vuelve y sobre el cuerpo (que también es una casa). Florencia del Campo escribe y ficciona sobre su propia vida: sus trabajos de niñera, sus antepasados, todas sus casas habitadas por ella, lo hace desde la extranjeridad (extranjera en España y en Argentina), en primera y tercera persona, con prosa, poesía o mediante citas. Obsesiones, grietas y reflexiones que vuelven siempre de manera diferente.