La temática del libro es muy interesante, se presentan los retos que supone la transición a un mundo sin combustibles fósiles de manera detallada, bien documentada, con gráficos, tablas y otros recursos que ayudan a entender la magnitud del proceso. Sin embargo, donde el libro comienza a flojear es en los momentos en que el autor da su opinión personal de manera muy sesgada y, entre otras cosas, referencia a Jeremy Rifkin y menosprecia sus proposiciones y teorías sin ser muy riguroso, sin mucho fundamento y sin parecer que realmente entiende a este (aunque es muy probable que esto sea de manera deliberada). También, China es nombrada recurrentemente durante el libro como el nuevo "hombre del saco", nada nuevo, pero que en un libro de este estilo se agradecería más rigurosidad acádemica y menos propaganda pro-occidental.

Lo recomiendo, aunque hay que leerlo teniendo en mente que el autor no intenta ser para nada objetivo en su análisis y que carece de alternativas críticas para proponer otros paradigmas para hacer posible esa transición tan necesaria.