A ratos angustiosa, a ratos deliciosa. Siempre sublime.

La decisión de relatar una historia con personajes literalmente ciegos mediante una narración subjetiva ve premiada su osadía con creces. Leer a Marina es un placer y ya fue todo un descubrimiento para mí en 'A la caza del tesoro', por lo que me lancé sin dudarlo en cuanto pude a esta novela corta. Aprovecha al máximo el lenguaje literario para colocarte en esa situación de indefensión que sienten los personajes, sus descripciones son todo lo limitadas que la falta de visión (tanto de la protagonista como la de quien lee) permite que sean y sin embargo da todos los detalles que los personajes pueden conocer de una manera orgánica y fluida. No se corta un pelo cuando tienen que ser descripciones de auténtico horror, pero lo que más me ha atraído es cómo logra que la belleza descrita de los ángeles se muestre igual de horrorosa en toda su perfección.
Su extensión y duración son igual de perfectas. Se podría desear más desarrollo en algunos apartados pero sería completamente adicional e innecesario; la historia se vale por sí misma tal y como está.

No puedo más que recomendar su lectura y todo lo que se pueda leer de Marina.