Este era mi primer paseo espacial. La enormidad del acontecimiento y la solitaria pequeñez de mi cuerpo me dejaron sin respiración. Estábamos en una zona brillante y ajetreada de la galaxia de la Vía Láctea, cuajada de estrellas, y era difícil de imaginar que el hogar de Nadim fuera tan enorme, tan frío, tan precioso. Tantísimas estrellas. Podía sentir la vida de todas ellas a mi alrededor y, aunque en ese momento no tenía una conexión profunda con Nadim, podía "oírlas". No con claridad. No como lo hacía él. Pero cuando cerraba los ojos, seguía pudiendo localizar la posición de los ardiente puntos de luz, la antigua espiral de movimientos lentos. La oscura oclusión de planetas.

— Honor entre ladrones by Rachel Caine, Ann Aguirre (Honor, #1) (Page 461)