Una novela fascinante y difícil. Es difícil porque nos sumerge en un mundo cuyos referentes culturales los europeos, por lo general, desconocemos y porque emplea un estilo lírico lleno de hallazgos lingüísticos y destellos poéticos. Pero es difícil sobre todo porque nos sumerge de lleno en los horrores de la guerra y a veces es tan difícil hallar sentido a esta narración desolada como al mundo en el que vivimos. Sin embargo, un final maravilloso y redondo nos permite sembrar la semilla de la esperanza. Un título que me ha permitido comprender por qué el realismo mágico es una herramienta tan efectiva para cuestionar las herencias coloniales. Una maravilla