Ramirenko reviewed El árbol de la ciencia by Pio Baroja
Review of 'El árbol de la ciencia' on 'Goodreads'
5 stars
Me encanta Baroja, como buen viejoven amargadete que soy, así que tarde o temprano tocaba releer su mejor obra.
Baroja nos dejó una obra prodigiosa en cuanto a extensión y calidad, pero a la vez también profunda y deliciosamente imperfecta. En esas imperfecciones es donde yo veo, precisamente, su grandeza: es ahí donde vemos al hombre que duda, confundido por las tribulaciones de su tiempo y de su propia personalidad contradictoria.
Yo a Baroja le perdono todo: su estilo folletinesco, su obsesión por segmentar y titular los capítulos como si el lector fuese un niño pequeño, la burda instrumentalización de sus personajes para dar rienda suelta a sus opiniones y manías, la precipitación de los finales, la superficialidad de algunas subtramas, la brocha gorda en el retrato de caracteres, el nihilismo exagerado… Hasta le perdono la recurrente aparición del clásico personaje antisemita simpaticote que defiende cositas como la eugenesia.
La …
Me encanta Baroja, como buen viejoven amargadete que soy, así que tarde o temprano tocaba releer su mejor obra.
Baroja nos dejó una obra prodigiosa en cuanto a extensión y calidad, pero a la vez también profunda y deliciosamente imperfecta. En esas imperfecciones es donde yo veo, precisamente, su grandeza: es ahí donde vemos al hombre que duda, confundido por las tribulaciones de su tiempo y de su propia personalidad contradictoria.
Yo a Baroja le perdono todo: su estilo folletinesco, su obsesión por segmentar y titular los capítulos como si el lector fuese un niño pequeño, la burda instrumentalización de sus personajes para dar rienda suelta a sus opiniones y manías, la precipitación de los finales, la superficialidad de algunas subtramas, la brocha gorda en el retrato de caracteres, el nihilismo exagerado… Hasta le perdono la recurrente aparición del clásico personaje antisemita simpaticote que defiende cositas como la eugenesia.
La existencia de un protagonista como Andrés Hurtado es motivo de perdón eterno. Un tipo que parece que odia a la humanidad, pero que realmente es profundamente empático hacia ella y las injusticias que padecen los más débiles no puede sino representarme hasta la médula.
Por último, duele encontrar en un texto de hace más de un siglo las mismas luchas entre pensamiento científico y dogmatismo cateto que tenemos que enfrentar hoy.