Las aventuras de Tom Sawyer no es meramente un clásico literario; es parte de la imaginación estadounidense. Estableció más que ninguna otra obra de nuestra cultura la visión estadounidense de la niñez. Mark Twain creó dos muchachitos ficticios, Tom Sawyer y Huck Finn, que todavía parecen más reales que la mayoría de la gente que conocemos.
En una nación puritana, Twain recordó a los adultos que los niños no eran ángeles, sino seres humanos, y que quizás sus imperfecciones y malos hábitos les hacían incluso más adorables. Ni la literatura estadounidense ni los Estados Unidos son los mismos desde entonces.