Moi, ce que j'aime, c'est les monstres

En una noche oscura de terrible tempestad Allá en Zacazonapan empezaron a gritar Los monstruos tenebrosos Frankenstein y Blacamán Comieron quesadillas de vampiro con pipián

Es la década de los 60. Karen Reyes vive en un edificio de departamentos en Chicago con su mamá y su hermano. Su cosa favorita en el mundo son los monstruos, y quiere convertirse en uno a la brevedad posible. Los monstruos están por encima de virguerías como tener que acostarse temprano o ir a la escuela. Un día, su vecina Anka amanece con un disparo en el pecho y Karen decide tomar cartas en el asunto y averiguar quién fue el responsable... y de paso ver si encuentra a un vampiro o un hombre lobo que la convierta a su raza nocturna.

Esta es una de las novelas gráficas más inspiradoras que he leído, principalmente por su desacralización del medio: En todos los manuales escritos por los Grandes Iniciados del medio moneril, hay una reverencia por las herramientas: la plumilla, el tintero, la hoja de bristol... y entonces llega Emil Ferris con una de las novelas gráficas más hermosas del mundo y está dibujada literalmente en hojas de cuaderno de raya con bolígrafos escolares. A veces el flujo de las viñetas y los globos de diálogo se vuelve medio confuso, pero es un pecado venial.